TECNOLOGÍA, INNOVACIÓN PEDAGÓGICA Y PROCESOS COGNITIVOS



Por: Daniel Iván Loayza Herrera


Es corriente leer o escuchar sobre la necesidad de innovar en el plano de la educación. Dentro de este discurso ocupa un espacio de primera importancia el conjunto de prácticas que llevan a un mejor aprendizaje por parte de los alumnos. Sin embargo esta mentada innovación es identificada, por gran parte de los maestros, como la utilización de ciertas herramientas tecnológicas en el aula, como es el caso, por ejemplo de las diapositivas en Power Point.

Las nuevas corrientes pedagógicas rescatan el papel activo que los estudiantes deben cumplir durante el proceso de aprendizaje. Han dejado atrás las viejas ideas que consideraban que el rol activo estaba reservado al maestro, para entender que la postura pasiva en los alumnos solo conduce a aprendizajes de carácter memorístico. La nueva forma de concebir el aprendizaje se orienta al logro de procesos cognoscitivos más complejos que el de la simple memorización de la información decepcionada, para buscar que el alumno, desde una posición activa en el proceso de su aprendizaje, elabore procesos de síntesis, clasificación, abstracción y formulación de juicios críticos. Estos nuevos procesos dinámicos, que van más allá de la elaboración mental, y que involucran un conjunto de prácticas sociales concretas son entendidos como capacidades.

El desarrollo de las capacidades no se puede alcanzar prescindiendo de nuevas prácticas por parte de los alumnos, que los saque de su antiguo y tradicional rol de espectadores. En este sentido, la innovación en la práctica pedagógica debe consistir en propiciar procesos mentales complejos en los alumnos, que posibiliten el desarrollo de capacidades en ellos.

Sin embargo, gran parte de nuestros maestros siguen considerando que el uso de nuevos medios tecnológicos es lo mismo que innovación en las prácticas pedagógicas. ¿Qué diferencia, a nivel de procesos cognitivos, entraña para un alumno el leer una pizarra escrita con tiza, con plumón, o ver una proyección de transparencia o de diapositiva en Power Point? En realidad ninguno. El alumno mantiene la posición tradicional, simplemente pasiva y receptiva.

Los maestros, cuando creen que el cuerpo de la clase está en sus diapositivas, terminan estando al servicio de ellas. Renuncian a su capacidad expositiva al no utilizar ciertos recursos, como es su propio cuerpo, para adoptar una posición física pasiva, reduciendo su rol a leer lo que está proyectado, tal como lo hacen sus alumnos. Esta situación lleva a una progresiva despersonalización del proceso mismo de aprendizaje. La relación social se ve, en muchos casos, intermediada innecesariamente por el uso de la tecnología.

Es menester comprender que la tecnología puede ser muy útil para propiciar aprendizajes significativos en los alumnos. Pero de igual manera es importante entender que la tecnología está al servicio del proceso de aprendizaje, de las necesidades de alumnos y maestros y no al contrario. Es necesario que las sesiones de aprendizaje dejen de ser espacios para un simple y a-crítico consumo de tecnología masiva, cuando la verdadera innovación educativa está en los procesos mentales que podemos propiciar en nuestros alumnos.

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