Religión y política: a propósito del apoyo evangélico a la alcaldesa Susana Villarán


Hace algunos días un representativo número de pastores evangélicos se pronuncio  por el “NO” a la revocatoria de  la alcaldesa Susana Villarán. En una reunión, en la que estuvo presente Anel Townsend, operadora política de Villarán, y cartel en mano, los pastores de la Iglesia Evangélica  dejaron  en claro la posición de su iglesia al respecto.

A propósito de ello se plantea una pregunta fundamental: ¿los temas religiosos deben estar fuera del ámbito político? Al respecto, pueden, ciertamente, surgir una multiplicidad de opiniones; sin embargo al interior de este enorme abanico pueden apreciarse dos posiciones básicas. La primera sostiene que los temas religiosos están al margen de los políticos. La segunda, al contrario, sostiene que estos no están al margen de lo  político.

Para abordar esta cuestión debemos plantear algunas ideas previas, con el fin de no generar indeseables equívocos. En principio, cuando planteamos la cuestión religiosa lo hacemos desde la perspectiva de que la iglesia evangélica lo hace desde la fe... Esto es, como un fenómeno social caracterizado por el convencimiento de la existencia de Dios y la veracidad de su mensaje. No vamos a discutir el espinoso asunto de si Dios realmente existe o si el mensaje es auténticamente divino. La cuestión esta mas bien referida a la pregunta  de si, como iglesia, los evangélicos pueden pronunciarse electoralmente o no.


Debemos partir de un hecho fundamental: cuando los evangélicos actúan como iglesia lo hacen desde un punto de vista necesariamente religioso. Esto se debe a que las iglesias tienen tal fin. Es decir, si los evangélicos actuaran individualmente y a titulo personal  no lo  estarían haciendo como iglesia.

Ciertamente, las iglesias, desde el momento en que buscan el reconocimiento del Estado se interesan por la política. Tal vez su interés este circunscrito a una cuestión de valores, pero ello no menoscaba su interés. Toda iglesia busca materializar en la tierra los mandamientos bíblicos. En este sentido no tiene nada de extraño que aspiren a una sociedad en la que imperen los valores que defienden.

La idea de que a las iglesias solo se interesan en los asuntos divinos es una ficción por dos razones fundamentales. La primera porque según sus convicciones solo alcanzaran el cielo por su fe y sus hechos, y estos solo se dará en la terrenalidad de la vida misma.  La segunda es de carácter factico. La iglesia católica, por ejemplo, ha intervenido en política durante toda su historia. Incluso tienen un Estado. Además las encíclicas papeles, en la mayoría de los casos, tienen un trasfondo político. No hay ninguna justificación para que los evangélicos no puedan decidir manifestarse por una candidatura en su condición de iglesia.

En suma, pretender desconocerle a la iglesia evangélica, o a cualquier otra, el legítimo derecho a  manifestarse políticamente seria una grave inequidad en un país que aspira a la inclusión y a la democratización de su sociedad. Mas aun cuando los asuntos que le interesa a toda iglesia suele ser mas terrenal de lo que se suele pensar comúnmente.

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