AGNOSTICISMO Y ATEISMO


Entre los que no creen en algún dios o en la posibilidad de que la iluminación pueda ser alcanzada por el hombre existen dos posturas básicas: el agnosticismo y el ateísmo. El agnosticismo postula que no es posible conocer si Dios existe o no, y por lo tanto, sostiene que Dios esta fuera de toda posibilidad de conocimiento humano. Por su parte el ateísmo niega la existencia de Dios.
Es decir, el agnóstico no niega la existencia de Dios; pero tampoco la afirma. Plantea que toda afirmación sobre su existencia o inexistencia no tiene sentido al estar fuera de toda posibilidad de comprobación y, por tanto, de sentido. El agnosticismo cobro fuerza a partir del desarrollo del positivismo. Esta corriente filosófica, fundamento de la epistemología, planteaba la existencia de fenómenos positivos, entendiéndose por estos a aquellos que pueden ser comprobados a través del llamado método científico. Fuera del ámbito del llamado conocimiento científico, el positivismo planteaba que toda forma de conocimiento era inválida, es decir, mero seudo-conocimiento. El positivismo surgió teniendo como paradigma a la forma de conocer propia de las ciencias naturales. En este sentido, el positivismo surgió como una corriente que privilegiaba la experimentación como forma de conocer la realidad. El agnosticismo, como postura tributaria del positivismo sostuvo que al no poder someterse a Dios a ningún método de comprobación validado científicamente, era imposible determinar su existencia.
Por su parte el ateísmo sostiene que Dios no existe. Niega su existencia, por lo tanto plantea que si es posible determinar su inexistencia. Ante esta cuestión puede surgir una interrogante valida y sugerente: ¿Como es posible determinar su inexistencia si no existe un método científicamente valido para ello?
En realidad, esta cuestión debe ser resuelta a la luz de la estructura del conocimiento humano. ¿Como podemos estar seguros de que conocemos algún aspecto de la realidad? La respuesta a esta puede ser respondida de dos formas: la primera es cuando podemos explicar la forma en que funciona algún aspecto de la realidad que concuerda con los datos empíricos obtenidos. La segunda es cuando podemos predecir los fenómenos que ocurrirán a la luz de los modelos teóricos de los cuales disponemos. De estas dos formas fundamentales de conocer la primera es más débil en el sentido en que es más probable que existan explicaciones erradas de la realidad que se sustenten en un conjunto de datos empíricos disponibles. La capacidad predictiva es mucho más consistente en la medida en que al poder predecir fenómenos podemos estar seguros de que el conocimiento del que disponemos ha tomado en cuenta los factores fundamentales del fenómeno.
En este sentido es imposible que la ciencia demuestre la inexistencia de algo. A manera de ejemplo diremos lo siguiente: supongamos que un individuo con alteraciones mentales argumenta que ciertos entes gobiernan la conducta de todos los seres humanos de acuerdo a un plan pre-establecido, al cual solo algunas personas tienen acceso. ¿La ciencia estaría en capacidad de demostrar la inexistencia de esos seres? Diremos que simplemente no es posible demostrar que estos “entes” no existen. ¿Entonces, que demuestra la ciencia? Lo que la ciencia puede demostrar es que es posible encontrar una explicación de los fenómenos naturales, sociales y psicológicos prescindiendo de tales “entes”. Si existe una explicación satisfactoria de la realidad prescindiendo de la consideración de que estos “entes” existen, entonces estos “entes” no existen, con lo que podemos estar seguros que esto es una alteración mental pues no esta en la realidad sino en la mente de un individuo en particular.  Es de esta manera en que opera la ciencia como fuente de conocimiento sobre la realidad. El progreso científico se produce, por esta razón, cuando un conjunto de fenómenos, cuya existencia esta demostrada, no pueden ser satisfactoriamente demostrados con las teoría existente. Esto provoca la aparición de explicaciones alternativas que puedan explicar los nuevos fenómenos hasta ese momento inexplicables. En una segunda etapa, el conocimiento se eleva a un nivel superior cuando se hallan explicaciones que puedan explicar a los viejos fenómenos y a los nuevos; es decir, teorías de carácter más general que puedan ser expresadas con sencillez.
Con respecto a Dios surgen dos cuestiones fundamentales: demostrar su inexistencia o demostrar su existencia. Los agnósticos renuncian a ambas cuestiones; sin embargo, es posible examinar ambos problemas en mayor detalle. En principio diremos que no es posible demostrar la inexistencia de Dios de manera directa, como tampoco es posible demostrar la inexistencia de los “entes” que alguna persona con trastornos mentales cree que gobiernan el mundo. Pero ciertamente tampoco podemos demostrar su existencia, ya que esta solo podría ser alcanzada por la observación directa e indirecta.
Sin embargo, podemos advertir que la idea de la existencia de Dios esta unida a un conjunto de proposiciones fundamentales, como son las siguientes:
Dios es el creador del universo
Dios interviene en el mundo
El orden natural es un orden divino
Sin ánimo de abundar en las proposiciones fundamentales sobre la existencia de Dios diremos lo siguiente:
-       Si el universo no puede ser explicado satisfactoriamente prescindiendo de la hipótesis de que Dios existe, entonces Dios existe.
-       Si el universo puede ser explicado satisfactoriamente prescindiendo de la hipótesis de que Dios existe, entonces Dios no existe.
La ciencia ha demostrado, en un amplio campo de fenómenos, que es posible explicar la existencia natural y la vida social prescindiendo de la consideración de que Dios existe o de cualquiera de las otras proposiciones fundamentales que se desprenden de su existencia. La ciencia cuenta con un conjunto de teorías suficientemente sustentadas con hechos que demuestran que es posible explicar y predecir un amplio conjunto de fenómenos sin considerar la intervención divina.
En este sentido, el agnosticismo se muestra reduccionista y parcial al partir de una concepción experimentalista del conocimiento; mientras que el ateísmo encuentra bases mucho mas solidas sustentado en el carácter del conocimiento humano y en los alcances del conocimiento científico.

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