El legado de Alberto Flores Galindo
El legado de Alberto Flores Galindo
Por: Daniel Iván Loayza Herrera[1]
La prematura muerte de Alberto Flores-Galindo ha dejado un
profundo vacío en el mundo intelectual peruano y una enorme nostalgia aún entre quienes como yo, no pudimos conocerlo personalmente. Sin embargo, a través de la lectura de su obra nos queda el convencimiento de que es uno de los intelectuales más notables del siglo XX en el Perú. Lamentablemente en él se cumplió el mismo designio que con Mariátegui: la muerte lo sorprendió cuando estaba en la cúspide de su singular fecundidad intelectual. Nos dejó, pero legándonos una abundante obra intelectual que no pierde actualidad y que se acrecienta en valor con el paso del tiempo.
La abundante producción intelectual que desarrolló en tan solo dos décadas lo coloca entre los historiadores más fecundos de la historia peruana y el mayor del tiempo en que le tocó vivir. En nuestros tiempos, la lectura de su obra es imprescindible para quienes nos acercamos al Perú a través de su historia. Llegó a tocar todas las etapas de la historia del Perú, desde perspectivas y ángulos novedosos. Logró escapar a los moldes teóricos marxistas ortodoxos de su tiempo, caracterizados por el economicismo, para arribar a explicaciones más totalizadoras, donde la cultura y las mentalidades tuvieron un espacio importante, sin negar por cierto, el papel que las relaciones económicas y sociales tienen en los procesos sociales.
Se atrevió a pensar al Perú en el tiempo largo, en un momento en que los estudios históricos se caracterizaban por los análisis de coyuntura. Fruto de éste empeño resultó “Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes”, para muchos su obra más importante y ambiciosa. Incursionó de igual manera en la historia regional, como una respuesta al limeñismo reinante en las narrativas históricas peruanas, siendo uno de sus más importantes exponentes. Fruto de éste esfuerzo vio la luz “Arequipa y el Sur Andino: ensayos de historia regional”. Destacó de igual manera como periodista. Sus artículos constituyen obras maestras donde se aprecia el tratamiento de problemas históricos con una gran profundidad y claridad. Hizo gala de una impecable prosa, elogiada por escritores notables como Antonio Cisneros, entre otros. Su obra periodística está reunida en “Tiempo de plagas”.
Historiador profundo, comprometido y escritor indesmayable, Tito, como lo llamaban sus amigos, nunca dejó de pensar al Perú desde los oprimidos y explotados. Fue parte de una generación, la de los 70’s. Junto con otros destacados investigadores sociales como Gonzalo Portocarrero, Nelson Manrique, Manuel Burga, entre otros. Se comprometió en la tarea de pensar al Perú de una manera distinta, empeñado en construir una alternativa política socialista para el Perú desde la intelectualidad. Es en este sentido que debe ser entendido su esfuerzo por crear y mantener Casa SUR (Socialismo, Utopía y Revolución), la cual se constituyó en un cenáculo abierto al diálogo, un espacio de creación intelectual comprometido con la construcción de una alternativa política socialista y democrática para nuestro país.
Tito fue uno de los animadores más importantes de la reflexión sobre los temas peruanos en la década de los 80’s. Podríamos decir que sus preocupaciones marcaron el quehacer intelectual de aquellos años. Sintió la necesidad, más que puramente intelectual diría vital, de buscar nuevas alternativas políticas para un país envuelto en enormes problemas, como eran la guerra interna, la represión política, el hambre y la crisis de la izquierda peruana. Flores Galindo conservó esa admirable unidad entre su quehacer intelectual y sus preocupaciones más íntimas. Su labor no fue solo la del historiador, fue también la del militante de izquierda, de un militante comprometido, que entendía que su tarea debía ser colectiva; pero sin perder su condición de libre pensador. Sus investigaciones no fueron solo su trabajo, fueron su vida misma.
Su apuesta política fue más allá del compromiso partidario, se oriento a la refundación del pensamiento de izquierda en el Perú, a la búsqueda de nuevas rutas para conciliar la historia del Perú con la propuesta política. En éste sentido, no podemos separar “Buscando un Inca” de su apuesta por el socialismo. La utopía andina fue uno de los intentos más creativos por lograr romper el fraccionamiento en los Andes, desde una perspectiva totalizadora, la búsqueda por “voltear la tortilla” desde los de abajo. De la confrontación entre la lectura, atenta y meditada, de la obra y la propia vida de Tito se trasluce su inquietud por ser un actor de su propia obra, pues la lucha histórica por construir una sociedad que acabe con la exclusión, la marginación y el racismo también fue la suya. En este sentido, podemos decir que a “Buscando un Inca” le falta cuando menos un capítulo: el de la búsqueda del propio Tito por poner el mundo al revés.
“La agonía de Mariátegui” es una de las obras más importantes de Tito. Trasciende el estudio sobre la postura heterodoxa de Mariátegui y el debate que sobre el Amauta se produjo en los años 70’s y 80’s, cuando Sendero Luminoso creía ser la fiel interpretación, ortodoxa y anquilosada, de nuestro más insigne marxista. “La agonía de Mariátegui” fue una declaración íntima de principios por parte de Tito. Mientras escribió sobre el marxismo heterodoxo de Mariátegui, en realidad también lo hizo sobre él, sobre su propia visión de la realidad y su particular concepción del marxismo. Fue un rescate de lo íntimo; pero amalgamado con el mundo. Más que una formidable y clara exposición sobre el marxismo creador y fluido de Mariátegui, fue un ejemplo y llamado a comprender lo que deberían ser las bases fundacionales de una nueva izquierda en el Perú, de la postura que debemos tener frente a la realidad, de la forma en que tenemos que acercarnos al pasado, presente y futuro.
Una de las características más saltantes de este profundo intelectual peruano, hoy convertido en icono de las ciencias sociales contemporáneas en el Perú, fue su esfuerzo por responder a las grandes preguntas que la historia y la sociedad peruana le plantearon, pero no desde el curioso escudriñador o el anecdotario erudito; sino desde el esclarecido y profundo investigador que fue.
Una de las notas más características de su obra es su organicidad. Sus trabajos están lejos de ser una sucesión de investigaciones inconexas guiadas por la moda intelectual; más bien, pretenden dar respuesta a problemas profundos desde la intimidad del propio Tito. Su obra nos muestra la enorme sensibilidad que tuvo y que le permitió recorrer caminos insospechados por otros. Flores Galindo se convirtió, creo que de manera consciente, en un actor de la historia. No quiso ser un simple espectador atento, sino un intelectual comprometido, un “intelectual orgánico”.
Su prosa clara, sintética; pero elegante estuvo muy a la altura de su pensamiento. No ocurrió en él aquel desfase entre pensamiento y lenguaje que suele ocurrir en otros. Fue capaz de expresar con claridad sus reflexiones sobre los aspectos más intrincados y profundos de la historia peruana, evitando caer en el alambicamiento o la nebulosidad literaria. Su propósito siempre fue la claridad, pero sin caer en la chatura literaria. La palabra, en él, estuvo al servicio del pensamiento, fue un corcel muy bien guiado.
Abierto y dispuesto a la polémica siempre fue guiado por ella, sintió el enorme placer de confrontar para esclarecer y encontrar, a través de esta, la verdad. Fue su forma de ser marxista, de ser dialéctico. Para sus ocasionales rivales intelectuales siempre tuvo la respuesta creativa e inesperada, una frase punzante y provocadora; pero a la vez, respetuosa y llena de afecto.
Los avances en la investigación social irán confirmando o refutando sus tesis sobre los distintos problemas que abordó, pero más allá de todo ello, su legado permanecerá incólume: el compromiso para con la realidad del Perú desde los de abajo, su perspectiva creadora e inconforme, su pasión por la historia y por entroncarla con la praxis política comprometida con los dominados, explotados y marginados.
[1] Licenciado en Historia y Licenciado en Educación. danivan98@hotmail.com
Por: Daniel Iván Loayza Herrera[1]
La prematura muerte de Alberto Flores-Galindo ha dejado un
profundo vacío en el mundo intelectual peruano y una enorme nostalgia aún entre quienes como yo, no pudimos conocerlo personalmente. Sin embargo, a través de la lectura de su obra nos queda el convencimiento de que es uno de los intelectuales más notables del siglo XX en el Perú. Lamentablemente en él se cumplió el mismo designio que con Mariátegui: la muerte lo sorprendió cuando estaba en la cúspide de su singular fecundidad intelectual. Nos dejó, pero legándonos una abundante obra intelectual que no pierde actualidad y que se acrecienta en valor con el paso del tiempo.
La abundante producción intelectual que desarrolló en tan solo dos décadas lo coloca entre los historiadores más fecundos de la historia peruana y el mayor del tiempo en que le tocó vivir. En nuestros tiempos, la lectura de su obra es imprescindible para quienes nos acercamos al Perú a través de su historia. Llegó a tocar todas las etapas de la historia del Perú, desde perspectivas y ángulos novedosos. Logró escapar a los moldes teóricos marxistas ortodoxos de su tiempo, caracterizados por el economicismo, para arribar a explicaciones más totalizadoras, donde la cultura y las mentalidades tuvieron un espacio importante, sin negar por cierto, el papel que las relaciones económicas y sociales tienen en los procesos sociales.
Se atrevió a pensar al Perú en el tiempo largo, en un momento en que los estudios históricos se caracterizaban por los análisis de coyuntura. Fruto de éste empeño resultó “Buscando un Inca: identidad y utopía en los Andes”, para muchos su obra más importante y ambiciosa. Incursionó de igual manera en la historia regional, como una respuesta al limeñismo reinante en las narrativas históricas peruanas, siendo uno de sus más importantes exponentes. Fruto de éste esfuerzo vio la luz “Arequipa y el Sur Andino: ensayos de historia regional”. Destacó de igual manera como periodista. Sus artículos constituyen obras maestras donde se aprecia el tratamiento de problemas históricos con una gran profundidad y claridad. Hizo gala de una impecable prosa, elogiada por escritores notables como Antonio Cisneros, entre otros. Su obra periodística está reunida en “Tiempo de plagas”.
Historiador profundo, comprometido y escritor indesmayable, Tito, como lo llamaban sus amigos, nunca dejó de pensar al Perú desde los oprimidos y explotados. Fue parte de una generación, la de los 70’s. Junto con otros destacados investigadores sociales como Gonzalo Portocarrero, Nelson Manrique, Manuel Burga, entre otros. Se comprometió en la tarea de pensar al Perú de una manera distinta, empeñado en construir una alternativa política socialista para el Perú desde la intelectualidad. Es en este sentido que debe ser entendido su esfuerzo por crear y mantener Casa SUR (Socialismo, Utopía y Revolución), la cual se constituyó en un cenáculo abierto al diálogo, un espacio de creación intelectual comprometido con la construcción de una alternativa política socialista y democrática para nuestro país.
Tito fue uno de los animadores más importantes de la reflexión sobre los temas peruanos en la década de los 80’s. Podríamos decir que sus preocupaciones marcaron el quehacer intelectual de aquellos años. Sintió la necesidad, más que puramente intelectual diría vital, de buscar nuevas alternativas políticas para un país envuelto en enormes problemas, como eran la guerra interna, la represión política, el hambre y la crisis de la izquierda peruana. Flores Galindo conservó esa admirable unidad entre su quehacer intelectual y sus preocupaciones más íntimas. Su labor no fue solo la del historiador, fue también la del militante de izquierda, de un militante comprometido, que entendía que su tarea debía ser colectiva; pero sin perder su condición de libre pensador. Sus investigaciones no fueron solo su trabajo, fueron su vida misma.
Su apuesta política fue más allá del compromiso partidario, se oriento a la refundación del pensamiento de izquierda en el Perú, a la búsqueda de nuevas rutas para conciliar la historia del Perú con la propuesta política. En éste sentido, no podemos separar “Buscando un Inca” de su apuesta por el socialismo. La utopía andina fue uno de los intentos más creativos por lograr romper el fraccionamiento en los Andes, desde una perspectiva totalizadora, la búsqueda por “voltear la tortilla” desde los de abajo. De la confrontación entre la lectura, atenta y meditada, de la obra y la propia vida de Tito se trasluce su inquietud por ser un actor de su propia obra, pues la lucha histórica por construir una sociedad que acabe con la exclusión, la marginación y el racismo también fue la suya. En este sentido, podemos decir que a “Buscando un Inca” le falta cuando menos un capítulo: el de la búsqueda del propio Tito por poner el mundo al revés.
“La agonía de Mariátegui” es una de las obras más importantes de Tito. Trasciende el estudio sobre la postura heterodoxa de Mariátegui y el debate que sobre el Amauta se produjo en los años 70’s y 80’s, cuando Sendero Luminoso creía ser la fiel interpretación, ortodoxa y anquilosada, de nuestro más insigne marxista. “La agonía de Mariátegui” fue una declaración íntima de principios por parte de Tito. Mientras escribió sobre el marxismo heterodoxo de Mariátegui, en realidad también lo hizo sobre él, sobre su propia visión de la realidad y su particular concepción del marxismo. Fue un rescate de lo íntimo; pero amalgamado con el mundo. Más que una formidable y clara exposición sobre el marxismo creador y fluido de Mariátegui, fue un ejemplo y llamado a comprender lo que deberían ser las bases fundacionales de una nueva izquierda en el Perú, de la postura que debemos tener frente a la realidad, de la forma en que tenemos que acercarnos al pasado, presente y futuro.
Una de las características más saltantes de este profundo intelectual peruano, hoy convertido en icono de las ciencias sociales contemporáneas en el Perú, fue su esfuerzo por responder a las grandes preguntas que la historia y la sociedad peruana le plantearon, pero no desde el curioso escudriñador o el anecdotario erudito; sino desde el esclarecido y profundo investigador que fue.
Una de las notas más características de su obra es su organicidad. Sus trabajos están lejos de ser una sucesión de investigaciones inconexas guiadas por la moda intelectual; más bien, pretenden dar respuesta a problemas profundos desde la intimidad del propio Tito. Su obra nos muestra la enorme sensibilidad que tuvo y que le permitió recorrer caminos insospechados por otros. Flores Galindo se convirtió, creo que de manera consciente, en un actor de la historia. No quiso ser un simple espectador atento, sino un intelectual comprometido, un “intelectual orgánico”.
Su prosa clara, sintética; pero elegante estuvo muy a la altura de su pensamiento. No ocurrió en él aquel desfase entre pensamiento y lenguaje que suele ocurrir en otros. Fue capaz de expresar con claridad sus reflexiones sobre los aspectos más intrincados y profundos de la historia peruana, evitando caer en el alambicamiento o la nebulosidad literaria. Su propósito siempre fue la claridad, pero sin caer en la chatura literaria. La palabra, en él, estuvo al servicio del pensamiento, fue un corcel muy bien guiado.
Abierto y dispuesto a la polémica siempre fue guiado por ella, sintió el enorme placer de confrontar para esclarecer y encontrar, a través de esta, la verdad. Fue su forma de ser marxista, de ser dialéctico. Para sus ocasionales rivales intelectuales siempre tuvo la respuesta creativa e inesperada, una frase punzante y provocadora; pero a la vez, respetuosa y llena de afecto.
Los avances en la investigación social irán confirmando o refutando sus tesis sobre los distintos problemas que abordó, pero más allá de todo ello, su legado permanecerá incólume: el compromiso para con la realidad del Perú desde los de abajo, su perspectiva creadora e inconforme, su pasión por la historia y por entroncarla con la praxis política comprometida con los dominados, explotados y marginados.
[1] Licenciado en Historia y Licenciado en Educación. danivan98@hotmail.com
Comentarios
almenos eso me parecio pero me gusta como da su clase de los profesores usted es el que mejor enseña nos vemos