¿Qué es la economía social de mercado?


La economía social de mercado fue consagrada por la Constitución peruana de 1979 y por la Constitución de 1993, aún vigente. Sin embargo, es evidente que existen diferencias muy grandes entre el modelo económico seguido por el Perú entre las décadas de los 80´s y 90´s. Estas diferencias nos llevan a plantearnos que es la llamada economía social de mercado.

Durante la Asamblea Constituyente de 1978, reprodujo una alianza entre el APRA y el Partido Popular Cristiano. Esta alianza se sustentó en las afinidades ideológicas existentes entre el discurso socialdemócrata y el socialcristiano. Ambos, en sus orígenes habían cuestionado el funcionamiento de la economía desde los parámetros liberales. Ambos reivindicaban el papel del Estado para suplir las imperfecciones del mercado, es decir, desconfiaban de la capacidad de la economía para corregir sus propias imperfecciones. Pero además, la alianza debía elaborar una Constitución que legalizara las reformas impulsadas por el gobierno de Velasco y sobre las cuales existía el consenso de no retroceder.

La llamada Economía Social de Mercado apareció en la República Federal Alemana de la postguerra. En el contexto de las reformas económicas impulsadas durante el gobierno de Adenauer y de su ministro de economía Erhard. La República Federal Alemana se había alineado con los países del bloque occidental y decide seguir un programa orientado al fortalecimiento de sus mercados y la elevación de la competitividad en el contexto de la recuperación de los niveles de bienestar de la población alemana de aquel entonces.

Quienes tuvieron las riendas de la economía alemana desconfiaban de que por sí mismo el mercado tuviera la capacidad de garantizar el acceso de la población alemana a altos estándares de vida. Consideraron pertinente que el Estado tuviera una participación muy clara en la creación de oportunidades para estar en capacidad de integrarla exitosamente al mercado. Así, la economía social de mercado parte de la aceptación de el mercado es el mecanismo que más eficientemente puede asignar los recursos de la economía; pero a la vez, reconoce que éste tiene distorsiones que es necesario corregir a través de la acción del Estado, como son los casos de los oligopolios. Es pertinente advertir que la economía social del mercado se sustenta en la idea de la individualidad del hombre y de su expresión económica en la libre iniciativa privada . Así Erhard dijo al respecto:

“Nosotros rechazamos el Estado benefactor de carácter socialista, y la protección total y general del ciudadano, no solamente porque esta tutela, al parecer tan bien intencionada, crea unas dependencias tales que a la postre sólo produce súbditos, pero forzosamente tiene que matar la libre mentalidad ciudadano, sino también porque esta especie de autoenajenación, es decir, la renuncia a la responsabilidad humana, debe llevar, con la paralización de la voluntad individual de rendimiento, a un descenso del rendimiento económico del pueblo”.[1]

La economía social de mercado se fundamenta en sólidos postulados de carácter social. Así se sustenta en la idea de alcanzar la justicia social a través de la solidaridad, pero dentro de un contexto de libertades económicas y sociales. Todo ello dio lugar a que en Alemania se aplicaran políticas económicas caracterizadas por Sistema de precios cercano a la competencia perfecta, estabilidad de la moneda, acceso libre a los mercados, propiedad privada, libertad contractual, plena responsabilidad de políticas fiscales, transparencia económica. Estos principios debía ser salvaguardados por el Estado, en lo referente a: control  de monopolios, políticas redistributiva de ingresos, reglamentación del trabajo, garantía jurídica y salario mínimo. Sin embargo estas políticas propuestas `por Alfred Müller-Armack, uno de los principales teóricos del modelo contrastaba con la opinión de otros como Walter Eucken, quien fuera uno de los fundadores del llamado Ordoliberalismo, consistente en la idea de que el Estado simplemente debe asegurar la competencia en el mercado y evitar los monopolios y oligopolios.
Ha existido permanentemente, a lo largo del tiempo, una discusión sobre que tan intervencionista debe ser la política económica y social del Estado. El Perú no ha estado ajena a ella. Es notorio que en nuestro país las políticas económicas aplicadas durante la década de los ochentas estaban bastante alejadas de los postulados propuestos por la economía social de mercado.
En nuestro país, durante la década de los ochentas el Estado, heredero de las reformas de Velasco era el principal empresario, frente a la competencia existió el control de precios y los subsidios, una excesiva reglamentación incentivó la informalidad económica, se descuidó la aplicación de una política monetaria que garantizara la estabilidad de la moneda. Durante la década de los noventa la política económica se orientó hacia la economía de mercado; sin embargo, el Estado fomentó y reforzó el papel de los oligopolios y abandonó en la práctica toda reglamentación del trabajo, produciendo con ello una notoria reducción en el salario real de los trabajadores. Fue en suma la aplicación de un programa neo-liberal bajo el membrete de “Economía social de mercado”
El Estado Peruano durante los años comprendidos entre el 2000 y el 2011, destruido institucionalmente e incapaz de conducir a la sociedad, ha sido incapaz de mantener una presencia significativa en el rumbo económico del país. En este sentido, la economía social de mercado sigue siendo en el Perú, luego de más de treinta años desde que el Perú adoptara éste modelo un anhelo incumplido


[1] Erhard, Ludwig. Política económica de Alemania (Ediciones Omega), p. 208

Comentarios

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