LA FILOSOFÍA DE LA HISTORIA Y LA POLÍTICA: UN ACERCAMIENTO AL PENSAMIENTO DE VICTOR RAÚL HAYA DE LA TORRE.
Víctor Raúl Haya de la Torre, el líder histórico y fundador del aprismo, es generalmente conocido por sus aportes al pensamiento político peruano y por conducir el partido más duradero y de mayor arraigo en la historia del Perú. Sin embargo está insuficientemente difundido el aporte que realizó a la llamada filosofía de la historia, desde una perspectiva latinoamericana (que él llamó indoamericana).
Haya de la Torre perteneció a una generación que concibió la política como indisolublemente unida a la actividad intelectual. Sus preocupaciones no se circunscribieron al quehacer coyuntural de la política peruana, casi siempre unida a los vaivenes de los dictadores de turno; sino que buscó elevarse a la reflexión filosófica. Ellas partieron de variadas fuentes, que fueron alimentando una preocupación creciente por las particularidades del proceso histórico “Indoamericano”. Sin embargo, es pertinente señalar que sus reflexiones estuvieron marcadas por su propuesta política..
Haya de la Torre, a lo largo de su vida, fue desarrollando una concepción de la historia que puede ser resumida en la idea del espacio-tiempo histórico. Sostuvo que las culturas y civilizaciones transitaban por procesos históricos diversos que van marcando ritmos y desarrollos paralelos, en los cuales ningún determinismo lineal ni camino irreversible tiene cabida. Ello se hizo patente en su planteamiento con respecto a la imposibilidad de construir una cronología de la historia universal válida para todas las latitudes. Para él, el tiempo histórico difería notablemente del tiempo cronológico, estaba dado por los ritmos de evolución de los pueblos. Era un ritmo económico, social, político y cultural.
De acuerdo con el nivel de desarrollo de los pueblos, el tiempo histórico de Europa no es el tiempo de desarrollo de América Latina. Esta constatación lo llevó a la idea de que, en la historia, los distintos pueblos mantienen distintas relaciones entre el espacio y el tiempo. Tanto el tiempo como el espacio están en una íntima relación en el proceso histórico.
Fueron diversas las fuentes que alimentaron su concepción de la historia. Entre las primeras podemos destacar sus iniciales impresiones de la ciudadela de Chan Chan; así como los viajes a diversos países de América Latina, Estados Unidos y Europa. Entre las influencias intelectuales más importantes, que marcaron su interpretación de la historia, están los escritos de Hegel, Marx, Toynbee, así como la Teoría de la Relatividad de Einstein.
Sus primeras reflexiones sobre las peculiaridades de la historia latinoamericana
Haya escribió que sus primeras preocupaciones sobre la historia y su curso se iniciaron durante su adolescencia. Las visitas del arqueólogo Max Uhle a su casa y la oportunidad de escuchar algunas de sus reflexiones lo marcaron hondamente. Haya menciona que específicamente irrumpió en él un particular interés sobre la historia cuando le escuchó decir a Uhle que Chan Chan tenía una antigüedad mayor a la fundación del Imperio Inca por Manco Cápac. Esto marcó al joven Víctor Raúl. Aunque en aquel entonces no llegó a ninguna conclusión al respecto, si lo condujo a una temprana intuición sobre las diferencias entre los procesos históricos de América y de Europa. Esta inicial perspectiva relativista más tarde se manifestarían en la forma como interpretó el marxismo: desde la realidad de lo que él llamaba Indoamérica.
Ruinas de Chan Chan, Peru |
Para Haya éste fue el camino apropiado para comprender y determinar los alcances de las teorías y corrientes filosóficas imperantes en Europa. Fue la base de su concepción dialéctica, tributaria de Hegel y Heráclito.
Las peculiaridades del desarrollo de América Latina no fueron un asunto secundario, sino el fundamento sobre el cual debía realizarse la reflexión en torno a América Latina. Esto es, contrastar el pensamiento europeo con la realidad “Indoamericana”. Ello no significó una negación de la filosofía del viejo continente, específicamente el marxismo; sino más bien la forma de llegar a interpretaciones pertinentes sobre nuestra realidad económica, social y política.
El tiempo en que Haya vivió fue el del auge del marxismo. La revolución Rusa produjo enormes cambios en la forma de pensar de su generación y marcaron rupturas insalvables con la precedente. A partir de ahí, el marxismo cobró el protagonismo entre las teorías que explicaban la realidad histórica y social.
La prematura muerte de Lenin y el ascenso de Stalin al primer plano de la política de la Unión Soviética marcaron un giro importante en la forma como el marxismo fue presentado.
El pensamiento marxista fue subvertido por Stalin y sus apologistas hasta el punto que se transformó en una teoría dogmática. La dialéctica, base de la filosofía marxista, fue abandonada y las consignas emanadas de Moscú reemplazaron a la comprensión de la realidad como resultado de la confrontación entre ésta y la teoría.
Haya se mantuvo siempre alejado de esas tentaciones. Sus iniciales intuiciones con respecto a que América tenía sus propias especificidades se consolidaron cuando en 1925 tuvo la oportunidad de viajar a la Unión Soviética y vio “en carne propia” el proceso que ahí se seguía. Fue en la naciente sociedad socialista que Haya apreció las diferencias existentes entre la nueva sociedad revolucionaria y la realidad “Indoamericana”. Así, Haya desarrolló una visión del marxismo bastante alejada de lo que él llamó “el marxismo fosilizado”. Rescató, en un primer momento, la primacía de las relaciones económicas, sociales y la lucha de clases como principio de su ideología; pero también, la dialéctica cómo método que permite confrontar esta teoría con la realidad latinoamericana.
A lo largo de sus obras se puede apreciar que quiso dejar por sentada su condición de marxista; pero no comunista. Su visión del marxismo era ante todo dialéctica. Por ello recurrió permanentemente a lo escrito por Friedrich Engels en el “Anti- Dühring”:
“ Ya Engels escribía en su “Anti- Dühring”: “Quien quisiera subordinar a las mismas leyes la economía política de la Tierra del Fuego y la de la Inglaterra actual , evidentemente no produciría sino lugares comunes de la mayor vulgaridad”, porque “la economía política es, fundamentalmente una ciencia histórica ( eine historische Wissenschaft ); su materia es histórica , perpetuamente sometida al mudar de la producción y del cambio”” ( Haya de la Torre, Víctor Raúl: 1978: Tomo IV: p. 23)
Este texto de Engels fue una profunda fuente de inspiración para Haya, además de una de sus armas ideológicas preferidas para recusar a los comunistas su carácter “fosilizado y dogmático”. A través de él buscó hacer ver que la versión comunista latinoamericana era la tergiversación del pensamiento marxista.
El imperialismo, primera etapa del capitalismo en “Indoamérica”
Un momento de vital importancia en la concepción de Haya de la Torre, con respecto a la historia latinoamericana, fue la constatación de que el desarrollo del capitalismo en “Indoamérica” difería de manera notoria del experimentado en Europa. Durante la década de 1920´s era recurrente, entre los comunistas, la consigna de desarrollar la revolución mundial a través de la estrategia de clase contra clase. Esta estrategia se sustentó en la mundialización del fenómeno capitalista, como consecuencia de su maduración y transmutación en Imperialismo. De acuerdo a los estudios de Lenin, “el imperialismo es la última etapa del desarrollo capitalista”. Esta tesis sirvió de base ideológica para plantear la necesidad de desarrollar la revolución mundial con el concurso de los países económicamente atrasados.
Haya de la Torre planteó que el capitalismo había aparecido en América Latina como consecuencia de la penetración imperialista. Es decir, “el imperialismo en Indoamérica era la primera etapa y no la última del desarrollo capitalista”. Esto no significó una renuncia de Haya a la influencia de Marx, sino su afirmación desde la perspectiva dialéctica “Indoamericana”. Haya había demostrado lo relativo de la tesis leninista, pero también la posibilidad de que las demás tesis del marxismo pudieran ser relativizadas. Sin discrepar con la tesis leninista, para el caso europeo, buscó mostrar como lo escrito por el revolucionario ruso no se aplicaba a la realidad de América Latina.
Hábilmente engarzó esta tesis con su planteamiento de que la interpretación marxista en América Latina debía reposar en una dialéctica que partiera de la confrontación del marxismo con la realidad de América Latina. Concluyó que las transformaciones en nuestro continente no podían ser conducidas por el proletariado, clase incipiente en América Latina, sino por las clases medias.
Estas ideas fueron expuestas en “El Antimperialismo y el Apra”, libro que fue escrito en 1928 y publicado por primera vez por la editorial Ercilla de Chile en 1935. Fue redactado en el fragor con una acalorada polémica mantenida con el ideólogo marxista cubano Julio Antonio Mella. Al respecto, Haya escribió lo siguiente:
“…Es por eso que si, según la tesis neo-marxista, “el imperialismo es la última etapa del capitalismo”, esta afirmación no puede aplicarse a todas las regiones de la tierra. En efecto, es la “última etapa”; pero sólo para los países industrializados que han cumplido todo el proceso de negación y sucesión de las etapas anteriores. Mas para los países de economía primitiva o retrazada a los que el capitalismo llega bajo la forma imperialista, ésta es su primera etapa” (Haya: 1978: Tomo IV: p. 18-19)
Su planteamiento fue de una claridad y sencillez irrefutables, y si bien de él no se podía sacar ninguna conclusión sobre la forma en que se podría enfrentar al imperialismo, estaba claro que su enfoque era más apropiado que los dogmáticos dictados de la Komintern.
La tesis de que el imperialismo es la primera fase del desarrollo capitalista, si bien era una constatación básicamente empírica, posteriormente lo remitió a cuestiones teóricas. Haya, a partir de ahí, se embarcó en la empresa de crear una filosofía aprista sobre el devenir histórico. Partió de sus primeras intuiciones sobre la imposibilidad de elaborar una cronología de la Historia universalmente valida. Los pueblos, culturas y civilizaciones no viven una única historia universal; sino varias historias paralelas, cada una con su propio espacio y tiempo.
Es importante destacar que la tesis relativista del imperialismo como primera fase del desarrollo capitalista en América Latina, expuesta en el “Antimperialismo y el Apra”, contrasta con el determinismo lineal al que se sujeta cuando sostiene la imposibilidad de superar el capitalismo antes de su plena maduración. Al respecto escribió lo siguiente:
“Tenemos, pues, planteado en Indoamérica un problema esencial que siendo básicamente económico es social y es político: la dominación de nuestros pueblos por el imperialismo extranjero y la necesidad de emanciparlos de ese yugo sin comprometer su evolución ni retardar su progreso. Ante todo, vale examinar una cuestión primaria e ineludible: si el capitalismo bajo su forma imperialista es la causa de nuestro sometimiento económico, ¿debemos librarnos de él destruyéndolo, abatiéndolo, para ganar así nuestra libertad? Quien responda negando rotunda y simplistamente, implicará que Indoamérica puede suprimir una etapa de la historia económica del mundo, la cual, como hemos visto, no puede pasarse por alto… ” ( Haya : 1978: Tomo IV: pp 19-20)
De acuerdo a la concepción de Haya, las pecualiaridades del proceso histórico latinoamericano no provenían de la invalidez de las tesis esgrimidas por Marx. Al contrario, eran una prueba de que debían ser contrastadas con la realidad de “Indoamérica”. Este planteamiento parte de la relación dialéctica que mantiene con el marxismo. Lo asume en cuanto dialéctico, pero lo niega en sus interpretaciones universalistas. Haya comenta su posición con respecto a lo dicho por Marx en el Prólogo a la primera edición alemana de Das Kapital, manteniendo una distancia frente a sus interpretaciones deterministas:
“ … Esta circunstancia no confirma exactamente la sentencia determinista de Marx, que desautoriza la historia del capitalismo, cuando afirmaba que “los países industrialmente más desarrollados no hacen más que poner delante de los países menos progresivos el espejo de su propio porvenir””( Haya: 1978: Tomo IV: p.55)
Es importante observar con atención que, pese a su relativismo, Haya se mostró un marxista bastante ortodoxo y lineal con respecto al papel proletariado dentro de la transformación del sistema capitalista. Al respecto escribió:
“…Fácil es inferir que la abolición radical del sistema capitalista no puede cumplirse sino donde el capitalismo ha llegado al punto cenital de su curva, vale decir, en los grandes países que marchan a la vanguardia de la industria mundial, cuyas bien contextuadas clases proletarias deben realizar la trascendente tarea transformadora que el marxismo señala…”( Haya: 1978: Tomo IV: p. 20)
El que Haya se mantuviera fiel a la ortodoxia y linealidad marxista en cuanto al papel del proletariado en la transformación del sistema capitalista, le sirvió para plantear la imposibilidad del socialismo en América Latina y adjudicarle a la clase media en papel conductor. Haya dedicó buena parte de su esfuerzo en demostrar que el escaso desarrollo del proletariado latinoamericano, como consecuencia de nuestro incipiente proceso de industrialización hacían inviable las propuestas socialistas y comunista en América Latina. No esclareció las razones por las cuales en algunos casos se mostrara relativista y en otros determinista frente al marxismo; pero en todo caso estas interpretaciones encajaron perfectamente con su propuesta política.
Hegel, Toynbee, Einstein y el Espacio-Tiempo-Histórico.
Haya encontró en los escritos del historiador inglés Arnold Toynbee los fundamentos a su posición ideológica. Toynbee en su monumental obra, Estudio de la Historia, sostuvo que la historia universal debía ser entendida desde la perspectiva de las diversas culturas y civilizaciones que se habían desarrollado a través del tiempo. La interpretación relativista del historiador inglés concitó la atención de Haya al punto que le mereció del fundador del aprismo un libro titulado “Toynbee frente a los panoramas de la Historia”.
Arnold Toynbee |
El Espacio-Tiempo Histórico será la síntesis y culminación de sus reflexiones sobre el devenir histórico. Este libro plantea una nueva forma de concebir la Historia, a la luz del relativismo. En él, Haya pretende superar dialécticamente al materialismo histórico; por ello no desarrolló estudios de hechos históricos específicos.
Haya partió de la premisa de que el marxismo se ha basado en la física de Newton y que los nuevos avances científicos, específicamente la teoría de la relatividad, imponen nuevos parámetros de reflexión sobre el proceso histórico. Para Haya el espacio-tiempo-histórico constituye la filosofía del Aprismo, la cual va a ser la negación dialéctica de la marxista.
A lo largo de su obra recurre a los escritos de Hegel, para fundamentar su conocida posición dialéctica, ya sostenida desde los tiempos del “Antimperialismo y el Apra”. Parte de Toynbee, para demostrar que el relativismo en la historia es la nueva tendencia superadora del determinismo lineal marxista. La Teoría de la Relatividad de Einstein, le permitió plantear la necesidad de una nueva filosofía que supere a la marxista. En síntesis, Haya nos llega a proponer el Espacio- Tiempo Histórico como la nueva Filosofía de la Historia. ( Haya: 1978: Tomo IV ). En la Introducción a esta obra Haya plantea lo siguiente:
“Así la Historia transcurre en escenarios y épocas. El hombre vive, trabaja, se reproduce y muere en espacios y tiempos dados, de los que va adquiriendo progresivamente noción y conciencia. Su vida y sus esfuerzos, sus progresos y sus frustraciones están relativizados por las condiciones espacio-temporales de las que el acontecer humano, individual y social es indesligable. Dominar el espacio, dominador a su vez, es la lucha que registran en el Tiempo, relativo a cada espacio, los procesos sociales…” ( Haya : 1978: Tomo IV: Pp. 387-388)
De acuerdo al texto anteriormente citado se deduce que la conciencia del espacio y del tiempo surge de la relación transformadora del hombre frente al medio. Esto significa, en términos estrictamente filosóficos, que primero es la existencia social y luego la conciencia social. Debemos suponer, a juzgar por el texto citado, que Haya se mantiene fiel al postulado filosófico más importante del materialismo histórico: la conciencia social está determinado por la existencia social.
Más adelante, Haya, partiendo de las reflexiones de Toynbee, plantea una posición idealista con respecto a la forma en que se “pueden delimitar el estudio histórico”. Al comentar el enfoque del historiador inglés, sostiene lo siguiente:
“…Mas, su pragmático relativismo no absuelve esta cuestión, sin duda trascendental: ¿cómo se forman y delimitan “los campos inteligibles del estudio histórico?
Nuestra tesis llama a esos “campos”. Espacio-tiempo-histórico. Se forman y delimitan por la conciencia progresiva que del Espacio y del Tiempo, inseparables, van adquiriendo los grupos humanos…”( Haya: 1978: Tomo IV: p.392)
El Espacio- Tiempo Histórico es, para Haya, la superación del enfoque de Toynbbe. Parte de él para superarlo a través de la integración de los postulados científicos del relativismo einsteniano.
Haya, al parecer intentó hacer una inversión de la filosofía marxista, semejante a la que Marx hiciera de la filosofía hegeliana. Esta inversión, esta vez no estaría sustentada en la economía política ni en la filosofía de su tiempo; sino en los trabajos de Toynbee y en la teoría de la relatividad. Haya prescindió de la filosofía de su tiempo, habida cuenta que esta no había desarrollado aún ningún sistema interpretativo que partiera sustancialmente de la nueva física de las cuatro dimensiones. Pero tampoco podía obviar la discusión filosófica, habida cuenta que toda superación del marxismo debía ser, ante todo filosófica, es por ello que, buscando tender un punto de conexión con sus iniciales reflexiones contenidas en el “Antimperialismo y el Apra” va a buscar el basamento de su filosofía en la de Hegel.
Este filósofo Prusiano Oriental contribuyó en dos aspectos con la propuesta de Haya. En primer lugar, le permitió plantear su posición dialéctica, ya preconizada en el “Antimperialismo y el Apra”, que era además su mejor arma ideológica frente al marxismo latinoamericano. En segundo lugar, tendería el puente para un retorno al idealismo por parte de Haya, al plantear que la historia dependía de la conciencia del espacio y del tiempo y de la posición del observador.
Este intento enorme por superar al marxismo como filosofía de la Historia hubiera colocado a Haya, sin duda, entre los pensadores y filósofos más importantes del siglo XX a nivel mundial. Pero Haya, a lo largo del trabajo, le prestó poca atención al fenómeno económico. El sistema capitalista y sus relaciones fundamentales reposan sobre la economización de las relaciones sociales. Al pasar por alto este aspecto, Haya, cayó en algunas contradicciones importantes que se hacen evidentes cuando plantea que la conciencia del espacio y del tiempo surgen de la experiencia social, pero pronto plantea que los “campos inteligibles del estudio histórico” deben estar dados por la conciencia existente sobre el espacio y el tiempo.
Ante ello surge la pregunta ¿ Para Haya, finalmente la historia es un proceso concreto o abstracto; es decir, se da en el plano de las relaciones sociales o en la forma en que ellas se traducen en conciencia?. Esta interrogante a su vez puede dar lugar a algunas otras: ¿Cómo se puede medir el nivel de conciencia sobre el espacio y el tiempo?¿ Cómo determinar el límite entre la falsa conciencia ideológica y la auténtica conciencia? ¿Si la conciencia surge de la existencia social del hombre, porque el “Espacio- Tiempo Histórico” debe surgir de la conciencia progresiva que los grupos humanos adquieren sobre la noción de tiempo y espacio y no de la existencia social que la genera?
Las preguntas que planteamos no están divorciadas de las auténticas motivaciones del fundador del Aprismo, habida cuenta que sus planteamientos pretendían establecer una nueva relación gnoseológica entre el ser y el pensar. Al respecto Haya escribió lo siguiente:
“ …Esta conciencia es la forma superada y esencial de la “relación entre pensamiento y materia” que enuncia la escuela marxista, pero es el determinante más profundo de la evolución social, de la formación orgánica de la vida colectiva, económica y política, de las concepciones religiosas y de la orientación estatal y cultural…”( Haya:1978: Tomo IV: p. 392-393)
En éste párrafo Haya abandona su posición materialista para arribar a una posición idealista objetiva, donde el espacio y el tiempo asumen una existencia ontológica. La conciencia del espacio y el tiempo se convierten en el determinante de todas las relaciones al interior de la sociedad y de su evolución. Ante ello surge una interrogante fundamental que Haya no esclarece: ¿Si la conciencia del tiempo y el espacio son los determinantes de la vida social, cómo es posible que surja de ésta?
En este sentido, lo sostenido por Haya ubica al espacio y al Tiempo como dos categorías sustanciales, independientes y ontológicas que supera esencialmente “la relación entre pensamiento y materia”. Adscribiéndose a la concepción de lo que Hegel llama “el espíritu”. Sin embargo, Haya también sostiene que la conciencia del Tiempo y del espacio provienen de la experiencia sensorial:
“…Las sensaciones de calor o frío, de lo dulce o de lo amargo, de lo placentero y de lo doloroso, y la memoria de ellas, son datos primordiales de una experiencia elemental, pero es la más precisa idea del dónde y del cuando, asociados al recuerdo sensorial y entrabado en un complejo de relaciones mentales, emocionales y volitivas lo que determina la conformación de los elementos esenciales de la vida consciente…”( Haya: 1978: Tomo IV: pp.384-385)
La conciencia corresponde a un nivel superior de la vida sensorial. Contrastando lo escrito por el propio Haya encontramos algunas contradicciones sustanciales. Encontramos indefiniciones filosóficas fundamentales sobre la relación entre conciencia y materia. Más adelante, Haya plantea que:
“…Los recursos naturales determinan formas y modos de trabajo, estos, ciertamente, los tipos de economía y de cultura…”( Haya: 1978: Tomo IV: p.393)
Si la conciencia del espacio y del tiempo determinan las relaciones económicas, sociales y culturales; en suma, el curso de la historia, ¿ debemos suponer que para Haya está conciencia también determina los recursos naturales? Nos queda la interrogante con respecto a si el Espacio y el Tiempo pertenecen al mundo objetivo o subjetivo cuando confrontamos las ideas de Haya expuestas en párrafos anteriormente citados con el siguiente texto:
“La lucha perenne del ser vivo con la naturaleza tiene su escenario en el Espacio y su ritmo en el Tiempo. Hay un tiempo biológico y un tiempo fisiológico inseparables del espacio orgánico en que aparecen y se afirman los primitivos impulsos del instinto y los elementos imperativos del deseo para la satisfacción de las necesidades vitales. El ser vivo es Espacio y Tiempo en acción y lucha con el Espacio y el Tiempo de los fenómenos naturales circundantes y de las modificaciones que él produce en las zonas de la naturaleza que logra dominar y que a su vez han influido determinantemente sobre él…” (Haya: 1978: Tomo IV: p.385)
El problema que planteó Haya lo podemos entender dentro del intento de superar la concepción cartesiana entre el sujeto y el objeto. Descartes basó su concepción gnosceológica en esta separación. Ella se sustentó en la capacidad de determinar la posición del objeto y del observador a partir de coordenadas fijas, esto es, a partir de la geometría de Euclides. Pero la física de Einstein, fundada sobre la geometría no-euclidiana de Lobachevsky, plantea la imposibilidad de determinar esas coordenadas, de ahí que la posición del observador influya en lo observado. Sobre el papel del observador, Haya es bastante escueto al mencionar que:
“Por esa inmovilidad del observador, al desplazarse el marxismo como praxis mundial a otros espacio- Tiempo históricos, cae en una limitación cerradamente dogmática. Y es importante recordar aquí que toda inamovilidad y dogmatismo son antidialécticos en la filosofía hegeliano- marxista, cuyo fundamento esencial es el principio del eterno fluir, de pasar unánime, de la negación de la negación, distante legado del pensamiento precursor de Heráclito.” ( Haya: 1978: Tomo IV: p-412)
En buena cuenta, el planteamiento de Haya requería de una nueva fundamentación epistemológica con respecto al proceso de conocer, que debió anteceder y servir de base a su nueva Filosofía de la Historia. Sin embargo es notorio que el fundador del Aprismo pasó por alto estos aspectos. A lo largo del texto no se encuentran reflexiones epistemológicas y dentro de las bien documentadas fuentes que utiliza no encontramos a ninguno de los epistemólogos de su tiempo.
Haya planteó un interesante y creativo reto: incorporar la Teoría del Espacio-Tiempo de la física relativista de Einstein al campo de la Filosofía de la Historia:
“..Y aunque el Relativismo no haya formulado todavía un sistema filosófico propiamente dicho, es evidente que sus bases ya están esbozadas. Enunciado fundamental- y refrendado por las verificaciones científicas- del Relativismo es este nuevo concepto del espacio- tiempo que admitido por la Filosofía general, puede ser aplicado a la Filosofía de la Historia.” (Haya: 1978: Tomo IV: p. 402)
Una nueva interpretación de la historia, a la luz de la física de Einstein, significa bastante más que utilizar el término espacio-tiempo. Es plantear un nuevo concepto de espacio unido indisolublemente al de tiempo en un universo de cuatro dimensiones. Significa el abandono de la vieja separación newtoniana entre ellos. Sin embargo, Haya, recurre a los conceptos tridimensionales y newtonianos del tiempo y el espacio cuando sostiene que:
“Pero este Espacio histórico y este Tiempo histórico son inseparables entre sí. Por ende, se expresan en un solo término: Espacio-Tiempo histórico.
Y son inseparables porque el Espacio histórico no es sólo el espacio geográfico, que puede ser una zona inhabitada e inhabitable de mundo, como las regiones polares, la jungla o el mar mismo, también espacios geográficos. El Espacio histórico supone, además, lo que Hegel llamaba “ escenario de la Historia”, vale decir, continente geográfico y contenido humano, pero ya relacionados por las influencias que mutuamente se ejercen entre los evolucionados grupos sociales y la tierra que habitan y dominan, sobre la cual erigen un proceso cultural que implica una conciencia social.
Así también el Tiempo histórico no es el tiempo cronológico, ni el tiempo biológico, ni exclusivamente el tiempo subjetivo (Ich- Zeit) individual. Es el sentido y la expresión del Tiempo social que surge de la “trama de relaciones- para acogernos a la precisa definición de Leibnitz-, entre el hombre como parte de la colectividad y su Espacio histórico determinador de lo que podríamos llamar u grado de conciencia cultural” (Haya: 1978: Tomo IV: 438).
Es posible que Haya tuviera que trabajar con conceptos tridimensionales de espacio y tiempo porque las posibilidades comunicativas que nos brinda el lenguaje sólo responden al único mundo en el que los seres humanos, hasta el presente, podemos vivir: el de tres dimensiones. No contamos con un lenguaje de cuatro dimensiones, por ellos no es posible pensar ni comunicarse en él.
En el espacio-tiempo histórico Haya pretende una síntesis o negación de la negación, como la llamaba, de la filosofía de Hegel, de Marx y de la Teoría de la Relatividad de Einstein:
“…El relativismo fortalece y comprueba la dialéctica de Hegel, que Marx adaptó a su concepción genial. Sólo el Relativismo a la luz de la dialéctica y ésta a la luz del Relativismo, invalidan a ese marxismo absoluto, innegable y fijo como un cuerpo sólido mirado con la retina euclidiana…” (Haya: 1978: Tomo IV: p. 405)
Haya de la Torre fue eminentemente un político y el Espacio-Tiempo-Histórico fue un arma de combate ideológico frente a su rival más importante en la lucha por obtener el apoyo de los sectores trabajadores: el marxismo. En éste sentido, este libro parece no tener fundamentales motivaciones filosóficas, tal vez por ello no respondió cuestiones cruciales que, desde el punto de vista de la filosofía, debieron ser absueltas. Más bien diremos que aprovechó la oportunidad para demostrar que los avances científicos en los campos de la Física y de la Historia confirmaban sus planteamientos políticos. Así, menciona lo siguiente:
“El Aprismo aplica, pues, a la Filosofía de la Historia en nuevo concepto científico y filosófico del Espacio- Tiempo. Y en él se afinca para el examen de las condiciones objetivas de la realidad social de Indoamérica y para la interpretación de su devenir histórico. No acepta, por ende, que nuestra realidad sea interpretada desde Europa, sino desde el Espacio- Tiempo Histórico, indoamericano (…) De allí que cuando el marxista ortodoxo afirma desde el Espacio- Tiempo Histórico industrial europeo que “el imperialismo es la etapa superior o final del capitalismo”, responde el aprista indoamericano: “superior o final allá, pero aquí, al llegar el capitalismo bajo la forma imperialista, es la primera etapa”. La Historia lo demuestra y no hay sino que examinar el proceso de nuestro incipiente industrialismo”(Haya: 1978: Tomo IV p. 451)
Es pertinente señalar que Haya nunca sometió a prueba los planteamientos por él escritos en ésta obra. Hasta el presente no hemos encontrado autor peruano o extranjero que haya realizado con éxito la aplicación metodológica esta nueva Filosofía de la Historia. Incluso, después del “Antimperialismo y el Apra” el líder del aprismo no realizó ningún análisis de la realidad económica o social peruana o latinoamericana.
CONCLUSIONES
1.-Haya de la Torre fue un intelectual que estuvo en permanente búsqueda por encontrar una nueva visión de la historia que le permitiera sustentar su posición política.
2.-Permanentemente abogó por acabar con el Eurocentrismo que marcó, en gran medida, a las visiones sobre la historia latinoamericana.
3.-A lo largo de sus reflexiones sobre el Espacio-Tiempo histórico encontramos a un Haya que no hace planteamientos que permitan ubicarlo claramente en el materialismo ni en el idealismo.
4.- Su planteamiento filosófico, contenidos en el Espacio-Tiempo Histórico se realizó en el contexto de la lucha ideológica contra el marxismo, al que Haya siempre percibió como dogmático. Por esta razón su libro el Espacio-Tiempo Histórico es ante todo una obra, antes que filosófica, ideológica.
5.- Su concepción Filosófica de la Historia no se concretizó en interpretaciones sobre el proceso histórico ni la realidad latinoamericana.
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