Marx, su tiempo y la construcción del materailismo histórico

Pienso burguésmente, luego soy burgués
Jean Paúl Sartre

Por: Daniel Loayza Herrera[1]
Introducción

El presente trabajo reúne las principales ideas del autor sobre la forma en que Marx llegó al materialismo histórico, mostrando que fue el resultado de la experiencia de un intelectual en un contexto social y filosófico particular. Se pone en evidencia que la idea de la lucha de clases no fue elaborada por Marx, sino que el realidad fue tomada de algunos pensadores burgueses franceses anteriores a él. Se pone en evidencia que en Marx el concepto de clase social, fundamental para entender su visión de la historia no quedó clarificado, era objeto de una gran indefinición teórica por parte del padre del materialismo histórico.


Marx y la polarización de la sociedad capitalista

Marx no llegó a formarse una idea definitiva y totalmente clara sobre lo que es una clase social,[2] su preocupación fue política, se centró en comprender como la lucha de clases, entre la burguesía y el proletariado, podía conducir a una sociedad comunista. Esta orientación explica su interés por explicar como las luchas sociales conducirían a la desaparición de la explotación, las clases y al reencuentro del hombre con su libertad[3]. Esta inclinación hacia lo político respondió a la época revolucionaria que vivió y estudio.

Durante el siglo XIX, los países capitalistas más avanzados de Europa se caracterizaron por tener sociedades con una creciente diferenciación clasista. Esta tenía como origen la concentración de la propiedad y el disfrute de los bienes materiales por parte de un sector demográficamente minoritario, la burguesía; frente a una mayoría desposeída, el proletariado. .

Marx, desde la época en que escribió sus Manuscritos de economía y filosofía (1844) ya se había percatado que eran las relaciones económicas las que explicaban la desigualdad y la explotación. Esta constatación lo llevó posteriormente a ocuparse de las clases sociales desde una perspectiva económica.

El tiempo que Marx vivió, siglo XIX, fue el de la expansión del capitalismo industrial entre las naciones más desarrolladas de Europa (Inglaterra, Alemania y Francia)[4]. Esto conllevó un crecimiento económico sin precedentes en la historia. La economía, que históricamente había girado sobre la producción agraria, teniendo como escenario el campo, trasladó su centro de desarrollo a las ciudades, espacios urbanos donde se instaló la naciente industria.[5]

Las ciudades pasaron a ser el centro de la vida social. La concentración de poblacional en ellas fue al ritmo del desarrollo de un sector industrial que demandaba cada vez mayor cantidad de trabajadores asalariados. La tecnificación de la producción, desde la segunda mitad del siglo XIX, dio inicio a la producción en masa y con ello, a la búsqueda de grandes mercados que absorbieran los enormes volúmenes de producción. [6]

La enorme riqueza acumulada por la burguesía contrastaba con la pobreza de los obreros. La mayoría de los obreros recibían un pago que apenas alcanzaba para sobrevivir. Las jornadas de trabajo eran extenuantes, alcanzando hasta las 16 horas diarias. Las mujeres y los niños no estaban exentos de trabajar en las fábricas bajo las peores condiciones. Los proletarios vivían en suburbios urbanos, hacinados, carentes de sistemas de protección social y de servicios básicos.

El abaratamiento de los productos, resultado de la producción en masa, arruinó a los pequeños productores. Los artesanos, urbanos y rurales, fueron engrosando, de manera progresiva, el ejército de proletarios y desempleados. La sociedad parecía simplificarse cada vez más y de manera irreversible.
Este proceso provocó la migración de poblaciones del campo hacia las ciudades. La vida en la ciudad obligó a los desplazados provenientes del campo a redefinir sus relaciones con los demás. El aislamiento físico entre los trabajadores, propio de la economía artesanal, fue superado por agrupamientos en torno al trabajo en la fábrica. Esto permitió la formación de elementos culturales, normas de comportamiento y sentir comunes entre los proletarios. Propició la identificación consigo mismos; como miembros de un mismo grupo social, como parte de una misma clase. Su resultado fue la aparición de la organización obrera, la cual se tradujo en una progresiva toma de conciencia con respecto a su condición de explotados y productores.

El materialismo dialéctico de Marx

Desde joven, Marx estuvo adscrito a la filosofía hegeliana. Fue parte del grupo conocido como el de los hegelianos de izquierda, los cuales representaban una tendencia crítica frente al poder político imperante.

Marx tomó de Hegel la dialéctica y el convencimiento de que la razón es el medio más eficaz para comprender y transformar el mundo. La idea de Hegel de que todo lo que es racional es real y todo lo que es necesario, es real, tuvo una notable influencia en él. Esta idea sostenía que la realidad de la existencia social estaba en función de su necesidad. La necesidad era la que le daba el carácter de racional a una institución, política o en general a un orden social. Hegel consideraba, por ende, como irracionales e irreales a aquellas relaciones que no satisfacían las necesidades de un momento histórico determinado. Engels explicó claramente cuales eran los aspectos centrales de la idea de racionalidad hegeliana en la historia de la siguiente manera:


“…Pero, para Hegel, no todo lo que existe, ni mucho menos, es real por el solo hecho de existir. En su doctrina, el atributo de la realidad sólo corresponde a los que, además de existir, es necesario,
“la realidad, al desplegarse, se revela como necesidad”
Por eso Hegel no reconoce, ni mucho menos, como real, por el solo hecho de dictarse una medida cualquiera de gobierno: él mismo pone el ejemplo “de cierto sistema tributario”. Pero todo lo necesario se acredita también, en última instancia, como racional…”[7]

Hegel entendía el curso de la historia como un proceso racional. Para él la historia es una expresión de la racionalidad. Es en la razón como curso histórico donde se da el proceso dialéctico. Engels explica la interpretación que Hegel hizo de la revolución francesa de la siguiente manera:

“…En 1789, la monarquía francesa se había hecho tan irreal, es decir, tan despojada de toda necesidad, tan irracional, que hubo de ser barrida por la gran revolución, de la que Hegel hablaba siempre con el mayor entusiasmo. Como vemos, aquí lo irreal era la monarquía y lo real era la revolución. Y así, en el curso del desarrollo, todo lo que un día fue real se torna irreal, pierde su necesidad, su razón de ser, su carácter racional, y el puesto de lo real que agoniza es ocupado por una realidad nueva y viable: pacíficamente, si lo viejo es lo bastante razonable para resignarse o morir sin lucha; por la fuerza, si se opone a esta necesidad…”[8]

Estas ideas le permitieron a Marx realizar la crítica del orden existente desde la filosofía. Posibilitó que Marx ubicara la dialéctica en la historia. Hegel no fue el único filosofo que influyó poderosamente en Marx, también lo estuvo por Feuerbach, quien le imprimió su materialismo ateo.

Para Marx, la aparición de la obra de Feuerbach, La esencia del cristianismo significó una ruptura con el idealismo hegeliano; pero no su superación dialéctica. Marx se dio cuenta que Feuerbach solo había negado el idealismo de Hegel, pero no había construido una visión materialista de la historia que fuera alternativa a la idealista. No había superado la relación hegeliana entre el ser y el pensar. En sus tesis sobre Feuerbach, Marx lo explicó de la siguiente manera:

“El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad de su poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio entre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un problema puramente escolástico”[9]

La obra de Hegel y de Feuerbach produjo en Marx algo más que la idea de la materia existiendo a través de un proceso dialéctico, lo llevó a la teoría materialista dialéctica del conocimiento. Esta fue una de las grandes conquistas teóricas de Marx. Se sustentó en la idea de que todo lo existente es material, vale decir objetivo y real, y que el conocimiento es el resultado de la relación dialéctica entre la realidad y el pensamiento. Esta relación se produce en la práctica social, en el conjunto de acciones sociales que los hombres realizan. Esta práctica social, si bien involucra todas las posibilidades de la vida social, se realiza fundamentalmente en el proceso de producción material. La teoría materialista dialéctica del conocimiento al partir de la relación dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo niega todo principio inmanente, extra-material o trascendente como base del conocimiento.

La teoría materialista del conocimiento llevó a Marx a considerar que la actividad filosófica debía distanciarse de la labor puramente especulativa para aterrizar en la realidad a través de la transformación del mundo:

“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”[10]

Marx pensaba que la transformación del mundo era la única forma de demostrar la realidad, la racionalidad y la terrenalidad de una visión filosófica, por eso sostuvo que:

“La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria”[11]

Estas ideas tuvieron mucho que ver con la posición que ocupó como miembro de los jóvenes hegelianos de izquierda. Por aquel entonces, en Alemania existía la tendencia a discutir los temas políticos partiendo de sus fundamentos filosóficos. Esto fue muy importante en la elaboración que Marx hizo sobre la relación entre filosofía y práctica revolucionaria:

“Como hemos visto, la doctrina de Hegel, tomada en conjunto, dejaba abundante margen para que en ella se albergasen las más diversas ideas prácticas de partido; y en la Alemania teórica de aquel entonces, había sobre todo dos cosas que tenían una importancia práctica; la religión y la política…
…El ala izquierda, los llamados jóvenes hegelianos, en su lucha contra los ortodoxos pietistas y los reaccionarios feudales, iban echando por la borda, trozo a trozo, aquella postura filosófico-elegante de retraimiento ante los problemas candentes del día, que hasta allí había valido a sus doctrinas la tolerancia y hasta la protección del Estado. En 1840, cuando la beatería ortodoxa y la reacción feudal-absolutista subieron al trono de Federico Guillermo IV, ya no había más remedio que tomar abiertamente partido. La lucha seguía dirimiéndose con armas filosóficas, pero ya no se luchaba por objetivos filosóficos abstractos; ahora, tratábase ya, directamente, de acabar con la religión heredada y con el estado existente. Aunque en los Anales Alemanes los objetivos finales de carácter práctico se vistieron todavía preferentemente con el ropaje filosófico, el la gaceta del Rin en 1842 la escuela de los jóvenes hegelianos se presentaba ya abiertamente como la filosofía de la burguesía radical ascendente, y sólo empleaba la capa filosófica para engañar a la censura”[12]


La concepción materialista dialéctica fue la primera gran conquista teórica de Marx. De acuerdo con esta todo el universo es material. La materia es el origen de todo lo existente, forma su esencia. Las formas más complejas y evolucionadas de vida, como el pensamiento y la vida social son solo manifestaciones superiores de la existencia material, y por tanto no escapan a sus principios y leyes. La materia internamente está bajo la acción de fuerzas, que se mantienen en permanente lucha, en la que cada una de ellas busca imponer sus características al todo. Esta lucha se da de manera permanente y permite la propia existencia material. Es en el seno de la materia que se genera la dinámica que da origen al cambio. La transformación de la materia es la expresión misma del proceso dialéctico.

Pero la dialéctica no solo es la existencia, también es la relación entre el mundo objetivo y la conciencia. Nos da cuenta de la forma en que se puede alcanzar el conocimiento con respecto a la materia y la sociedad. La dialéctica como proceso ininterrumpido de la materia permite un conocimiento permanente y progresivo de su esencia. Un proceso continuo que va de lo inferior a lo superior. La comprobación del conocimiento alcanzado no se obtiene por la demostración teórica sino por su contraste con la realidad. De una realidad que se puede reflejar fielmente por ser ésta dialéctica. Es el curso de la lucha al interior de la materia la que demuestra si un conocimiento o enfoque teórico sobre ella es válido o no.[13] De acuerdo a la teoría del conocimiento marxista, la práctica revolucionaria es la única que brinda una comprensión cabal de la realidad concreta. Es la propia dinámica de la lucha, entre las partes de la materia, la que permite que la esencia de la materia sea desentrañada y clarificada. [14]

La concepción materialista dialéctica sostiene que el pensamiento y la vida social son materia evolucionada, por lo tanto, están sometidas a las mismas leyes. De esta forma, para el materialismo dialéctico, la naturaleza y la sociedad están sometidas a las mismas leyes y, por ello, debían ser sintetizadas en una amplia concepción filosófica. Esto implicaba, para Marx, que en el plano social e histórico la contradicción debía presentarse necesariamente. Pero ¿cómo entender las contradicciones y luchas en el plano social?


La visión materialista de la historia

Los acontecimientos sociales que Marx estudió: la explotación obrera, la desigual acumulación de riqueza, la progresiva proletarización de los sectores medios (pequeños propietarios artesanos, etc); lo llevaron a pensar que la sociedad estaba polarizándose a nivel de clases.

La clave para entender a la lucha de clases como el motor del cambio social fue aportada por algunos estudiosos burgueses, anteriores a Marx. Estos teóricos plantearon que las causas económicas eran, en última instancia, el origen de la lucha de clases:

“…desde la implantación de la gran industria, es decir, por lo menos, desde la paz europea de 1815, ya para nadie en Inglaterra era un secreto que allí la lucha política giraba toda en torno a las pretensiones de dominación de dos clase: la aristocracia terrateniente (landed aristocracy) y la burguesía
(middle class). En Francia, se hizo patente este mismo hecho con el retorno de los Borbones; los historiadores del período de la restauración, desde Thierry hasta Guizot, Mignet y Thiers, lo proclaman constantemente como el hecho que da la clave para entender la historia de Francia desde la Edad Media. Y desde 1830, en ambos países se reconoce como tercer beligerante, en la lucha por el poder, a la clase obrera, al proletariado. Las condiciones se habían simplificado hasta tal punto, que había que cerrar intencionalmente los ojos para no ver en la lucha de estos tres grandes clases y en el choque de sus intereses la fuerza propulsora en la historia moderna, por lo menos en los dos países más avanzados”[15]

El aporte de Marx, con respecto a los pensadores burgueses que lo antecedieron en la idea de la lucha de clases, estuvo en ver a esta como una constante en la historia. Marx percibió que la desigualdad entre los hombres, que las clases no son producto del egoísmo, sino de relaciones sociales concretas. Este aporte de Marx fue fundamental pues liberó a la idea de las clases de todo imperativo moral. Marx hizo suya la pretensión hegeliana de interpretar la historia en su totalidad, pero desde la perspectiva de la lucha de clases, como una expresión de relaciones económicas de explotación. Las relaciones económicas pasaron a ocupar, en el pensamiento de Marx, el lugar que la idea tenía en Hegel. Fue la inversión materialista del idealismo hegeliano a nivel de la historia. El pensamiento, ahora, estaba en función y era reflejo de la vida material, de la existencia económica del hombre. La sociedad y su curso ahora eran interpretadas como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción. La primacía de lo económico en la visión histórica de Marx encontraba su sustento en la importancia que este tipo de relaciones tiene en la sociedad capitalista.

En la sociedad capitalista, las relaciones económicas permiten la existencia de las clases sociales y de su reproducción como tales. Los escritos de Marx sobre las clases sociales evidencia el lugar que le atribuyó a las relaciones económicas:

“Pero ¿cómo habían nacido estas clases? Sí, a primera vista, todavía era posible asignar a la gran propiedad del suelo, en otro tiempo feudal, un origen basado- a primera vista al menos- en causas políticas, en una usurpación violenta para la burguesía y el proletariado ya no servía esta explicación. Era claro y palpable que los orígenes y el desarrollo de estas dos grandes clases residían en causas puramente económicas. Y no menos evidente era que en las luchas entre los grandes terratenientes y la burguesía, lo mismo que en las luchas entre los grandes terratenientes y la burguesía con el proletariado, se trataba, en primer término, de intereses económicos, debiendo el poder político servir de mero instrumento para su realización. Tanto la burguesía como el proletariado debían su nacimiento al cambio introducido en las condiciones económicas, o más concretamente, en el modo de producción…”[16]

La dinámica que seguían los fenómenos económicos fue enfocada dialécticamente. Marx vio la vida social como una expresión de las relaciones económicas. La lucha social entre las clases, vista como expresión de las contradicciones económicas, era, en última instancia, una manifestación de las contradicciones de la materia en el plano social. Esta forma de concebir la sociedad lo llevó a identificar, en el sistema capitalista, a los contrarios de la materia con la burguesía y el proletariado.[17]

Como las leyes de la materia habían sido clarificadas por el materialismo dialéctico, era posible, si se la aplicaba al plano social, anticipar el desenlace al que conduciría la lucha de clases. A través de la aplicación del método materialista dialéctico era posible profetizar el curso de la historia. Esta asociación posibilitó a Marx entroncar el materialismo histórico con la profecía comunista.

De la identificación entre el materialismo dialéctico y la realidad social que vivió y estudio, resultó su concepción de las clases como unidades sociales en permanente contradicción, en constante lucha.

Marx llegó a la teoría de la lucha de clases, asociando su concepción filosófica con la realidad social del siglo XIX. Sobre el particular, Engels dice:

“Sin embargo, mientras que esta revolución en la concepción de la naturaleza sólo había podido imponerse en la medida en que la investigación suministraba a la ciencia los materiales positivos correspondientes, hacía ya mucho tiempo que se habían revelado ciertos hechos históricos que imprimieron un viraje decisivo al modo de enfocar la historia. En 1831, estalla en Lyon la primera insurrección obrera, y de 1838 a 1842 alcanza su apogeo el primer movimiento obrero nacional: el de los cartistas ingleses. La lucha de clases entre el proletariado y la burguesía pasó a ocupar el primer plano de la historia de los países europeos más avanzados, al mismo ritmo con que se desarrollaba en ellos, por una parte la gran industria, y por otra, la dominación política recién conquistada de la burguesía…Pero la vieja concepción idealista de la historia, que aún no había sido desplazada, no conocía luchas de clases basadas en intereses materiales, ni conocía intereses materiales de ningún género; para ella, la producción, al igual que todas las relaciones económicas, sólo existía accesoriamente, como un elemento secundario dentro de la “historia cultural”

Los nuevos hechos obligaron a revisar toda la historia anterior, entonces se vio que, con excepción del estado primitivo, toda la historia anterior había sido la historia de la lucha de clases, y que estas clases sociales pugnantes entre sí eran en todas las épocas fruto de las relaciones de producción y de cambio, es decir, de las relaciones económicas de su época; que la estructura económica de cada sociedad en cada época constituye, por tanto, la base real cuyas propiedades explican, en última instancia, toda la superestructura integrada por las instituciones jurídicas y políticas, así como por la ideología religiosa, filosófica, etc., de cada período histórico...”[18]


La teoría de la lucha de clases paso a convertirse en la piedra angular de su concepción de la historia. Las sociedades, de acuerdo a ella, están formadas por clases y estas coexisten en permanente lucha, dando lugar al cambio en la historia. Marx encontró que la revolución social era la máxima expresión de la lucha de clases, por ello pasó a ocupar un papel central dentro de la visión materialista dialéctica de la historia. Por ser la coyuntura de cambio en las relaciones sociales,se convirtió en la “partera de la historia”.

Las revoluciones de 1789, 1830, pero especialmente la de 1848 fueron, para Marx, la confirmación de su visión de la historia[19]. Para él, el curso de los acontecimientos dejaba en claro que la lucha de clases existía y que la revolución no solo era posible, sino necesaria e inevitable. La realidad social y el curso de la historia pasaron a convertirse en el laboratorio del marxismo.

Marx encontró en la revolución de 1848 la confirmación de su visión de la lucha de clases como motor de la historia.[20] Sobre el impacto que las revoluciones mencionadas tuvieron en la concepción de la lucha de clases de Marx, Lenin escribió:

“Entretanto, las tormentosas revoluciones que acompañaron en toda Europa, y especialmente en Francia, la caída del feudalismo, la servidumbre de la gleba, hacían cada vez más palpablemente que la base de todo el desarrollo y su fuerza motriz era la lucha de clases

Ni una sola victoria de la libertad política sobre la clase feudal fue alcanzada sin desesperada resistencia. Ni un solo país capitalista se formó sobre una base más o menos libre, más o menos democrática, sin una lucha a muerte entre las diversas clases de la sociedad capitalista

El genio de Marx está en haber sabido deducir de ahí antes que nadie y aplicar consecuentemente la conclusión implícita en la historia universal. Esta conclusión es la doctrina de la lucha de clases”[21]

La explotación, sustentada en la desigual distribución de la propiedad y del valor producido, le permitió percibir a la sociedad capitalista como polarizada en dos clases sociales fundamentales: la burguesía y el proletariado. Para Marx estaba claro que estas clases eran los contrarios en el modo de producción capitalista. ¿Cómo entender las etapas pre-capitalistas?

Las relaciones pre-capitalistas no fueron objeto de un estudio detenido por parte de Marx, como si lo fue las relaciones capitalistas.[22] Pero su comprensión de ellas más bien consistió en proyectar su visión sobre la importancia de lo económico hacia el pasado, pues consideró que lo económico debía tener el mismo rol a través de la historia.[23]

La forma en que Marx se acercó a las sociedades pre-capitalistas se caracteriza por una imagen simplificada y siempre polarizada de las distintas sociedades. En el caso de la sociedad feudal, el la entendió como la contradicción entre señores feudales y siervos; mientras que a la esclavista, la vio como la contradicción entre los esclavos y el amo.

Cuando Marx escribió en el Manifiesto Comunista la sentencia máxima del materialismo histórico: “Toda la historia de la humanidad no es más que la historia de la lucha de clases”[24], recién estaba iniciándose en los estudios económicos. Esto es importante para comprender que la idea de la lucha de clases como constante en la historia más bien es un producto filosófico, luego reafirmado con las experiencias revolucionarias europeas.

A partir de la filosofía, dedujo que si la contradicción es el modo de existencia de la materia y la sociedad es materia evolucionada; entonces la lucha de clases que él percibió en las sociedades capitalistas europeas del siglo XIX, deben haberse producido a lo largo de toda la historia.[25]

La teoría de la lucha de clases lo llevó a considerar que eran las contradicciones entre las clases sociales las que producían los cambios sociales. Fue esta la manera como Marx resolvió el problema teórico del cambio social.

El viaje que Marx realizó a Francia en 1843, como consecuencia de la censura gubernamental prusiana contra la Gaceta del Rhin, fue fundamental en su vida[26]. En París conoció a Engels, con quien inició una fructífera amistad que solo acabaría con el fin de sus vidas. De Engels recibió importantes observaciones sobre la explotación que padecía la clase obrera inglesa.

Engels era hijo de un acaudalado empresario. Fue enviado a trabajar a la ciudad de Manchester, Inglaterra; en una de las empresas donde su padre tenía capitales invertidos. [27]

Su estadía en Inglaterra le permitió conocer de primera mano la realidad que vivía el proletariado del país capitalista más avanzado del mundo. Engels matizó sus actividades laborales con el estudio sistemático de la realidad del proletariado inglés. Fruto de sus análisis y observaciones resultó un libro sobre la situación de la clase obrera inglesa.

Marx, a través de Engels, conoció detalles sobre el envilecimiento socio-económico del proletariado inglés y pudo servirse de estas informaciones para convencerse de que el capitalismo implicaba, cada vez más, el empobrecimiento y la alienación del proletariado y el enriquecimiento de la burguesía. La realidad inglesa le dio, a Marx, la clave para pensar que la producción en masa, la debacle de la producción artesanal, además de la consabida conversión de la pequeña burguesía en proletariado estaban polarizando a la sociedad, consolidado las clases sociales[28].

En realidad, Inglaterra, pese a esta evidencia estaba muy lejos de presentar una situación revolucionaria. Sin embargo, Marx la encontró en Francia y el resto de Europa continental[29].

La revolución de 1848, que estalló en Francia, y se expandió por gran parte de Europa continental a una velocidad y con triunfos iniciales sin precedentes; le dio el ejemplo de lo que podía ser una revolución proletaria de carácter internacional. Fue la comprobación práctica de lo que sucedería cuando las contradicciones se agudizaran, producto de la descomposición del sistema capitalista. El materialismo histórico se confirmaba en la práctica.

Para Marx, los hechos comprobaban que las contradicciones sociales se daban a nivel de la lucha de clases y que solo a través de esta se daba origen a una sociedad superior[30]. La revolución de 1848 fue la llave que le permitió hacer aterrizar al materialismo histórico los “hechos concretos”. Para Marx, el proletariado ensayaba la toma del poder y la caída del sistema capitalista. Por toda Europa se paseaba el “fantasma de la revolución”.

Lucha de clases como teoría científica

Las revoluciones de 1789, 1830 y 1848 produjeron en Marx la convicción de que su socialismo era científico. El materialismo dialéctico pasó a ser visto como una ciencia que respondía a los intereses clasistas del proletariado; pero que a la vez, se colocaba en una posición superior a la de cualquier ideología: era una autentica visión objetiva y acabada de la realidad. Con respecto a la importancia que tuvo la revolución de 1848 en Marx, Lenin dijo:

“..El curso de los acontecimientos revolucionarios de 1848 y 1849 vino a confirmar de un modo brillante la nueva teoría, como habían de confirmarla también en lo sucesivo todos los movimientos proletarios y democráticos de todos los países del mundo…”[31]


Para Marx, el valor de verdad del enfoque materialista de la historia dependía de la llamada práctica social, de que los hechos concretos la confirmaran. Si el proletariado estaba haciendo la revolución, entonces quedaba claro, para Marx, que la consideración de la lucha de clases como motor de la historia era correcta, y por ende científica.

Este punto no deja de llamarnos la atención y nos sugiere la siguiente pregunta ¿Y si el proletariado actualmente ya no quiere hacer la revolución, cual sería el nivel de cientificidad del marxismo?

El mismo Marx explica su posición frente a la relación entre la teoría y la práctica revolucionaria en la crítica a Feuerbach:

“El problema de si el pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica es un problema simplemente escolástico.[32]

La principal preocupación de Marx desde el punto de vista filosófico fue la transformación de la realidad social. La teoría solo tiene sentido si esta referida a la práctica, al conjunto de acciones concretas que los hombres desarrollan en sociedad. Por lo tanto, es en la práctica donde la teoría se demuestra o invalida. Por ello, Marx sostuvo que:

“La coincidencia de la modificación de las circunstancias y de la actividad humana sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como práctica revolucionaria”[33].

El compromiso de Marx con la revolución proletaria quedó demostrado con El Manifiesto Comunista. Este documento político sintetizó sus ideas sobre la sociedad y su desarrollo en función de una profecía histórica:

“…La burguesía produce, ante todo sus propios sepultureros. Su hundimiento y la victoria del proletariado son igualmente inevitables”[34].

Albert Camus ha hecho hincapié en la contraposición existente entre la profecía marxista sobre el ineludible triunfo del comunismo, a través de la revolución proletaria, la aparición de una sociedad libre de contradicciones y la dialéctica por él preconizada:

“…No es de sorprender, por lo tanto, que haya podido mezclar en sus doctrinas el método crítico más válido y el mesianismo utópico más discutible. Lo malo es que el método crítico, que por definición debería adaptarse a la realidad, se encontró cada vez más separado de los hechos en la medida en que quiso permanecer fiel a la profecía…”[35]

Marx consideraba que el análisis clasista tenía sentido porque la revolución se iba a producir de manera inexorable, y como toda revolución social esta tendría un carácter de clase.[36] El análisis clasista estuvo al servicio de la revolución y dependía de su pronta concreción. El viejo Marx estaba convencido de que el proletariado tomaría el poder y que transformaría revolucionariamente el mundo.[37] Para el, las revoluciones sociales son el único medio a través de las cuales se producen los cambios sociales. Siendo la violencia revolucionaria el medio de cambio social, su frase: “La violencia es la partera de la historia”, sintetiza claramente su visión al respecto.

La lucha de clases paso a ser la expresión de las contradicciones económicas y camino obligado hacia el cambio social, por ello, la revolución terminó siendo su destino inexorable. La única forma en que el devenir histórico se puede producir. Esta visión fue sintetizada por Marx y Engels en el Manifiesto Comunista:


“La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases. Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”[38].

El materialismo dialéctico e histórico pasó a estar por encima del propio movimiento obrero. Por su carácter de ciencia, adquirió cierta independencia con respecto a las luchas que emprendían los propios obreros y se convirtió en la forma en que podemos conocer el inexorable rumbo de la humanidad.

Los postulados filosóficos del materialismo dialéctico, permitirían, por su carácter “plenamente objetivo y científico” prever el rumbo de los inexorables acontecimientos sociales venideros, de forma tal que el rumbo que tomará la historia podría ser descrito con suma claridad. Por ello, Marx escribió, en el Manifiesto Comunista, que el fin de la burguesía era inexorable y que la revolución proletaria se produciría de todas maneras.

Transformado el materialismo histórico en ciencia, Marx creyó que su concepción se había emancipado no solo de la filosofía burguesa, sino de toda ideología. Desde ese momento Marx empezó a ver a todos lo demás enfoques filosóficos como meras especulaciones.

En los años posteriores, Marx dedicó el mayor de sus esfuerzos a los estudios económicos para develar los misterios de la explotación capitalista, con el fin de predecir el mundo del mañana: el mundo comunista.


El concepto de clase y sus límites

Marx no dedicó un trabajo específico para desarrollar de manera sistemática el concepto de clase social desde el socialismo científico. Sin embargo, nos ha dejado diversos apuntes que nos permiten entender a qué se refería cuando hablaba de clase social.[39].

Marx se acercó a la idea de las clases sociales partiendo de la lucha entre éstas.[40] Más que centrarse en el esclarecimiento teórico de las clases, le importaba conocer el resultado de la lucha entre ellas. También se preocupó por esclarecer las relaciones económicas que daban origen a las desigualdades sociales. Llegó a la idea de que las diferencias entre los burgueses y los proletarios provenían del monopolio de la propiedad en manos de la burguesía.

La idea de la propiedad privada como fundamento de la lucha de clases fue importante, pues le permitió relacionar la economía con su concepción materialista de la historia.[41]

Las relaciones capitalistas se habían abierto paso entre las sociedades feudales, rompiendo los privilegios legales que impedían el libre acceso a la propiedad. Las relaciones capitalistas se sustentaron en la igualdad de los individuos ante la ley. La inexistencia de trabas legales que impidieran el acceso a la propiedad y por ende la movilidad social convenció a Marx de que el concepto de clase social y la naturaleza de la explotación capitalista había que buscarla en las relaciones económicas.

Pero aún cuando Marx había arribado a estas ideas no comprendía todavía como se podían reproducir estas relaciones a nivel económico, no conocía el origen de la ganancia capitalista; por ello desde la década de 1850 va a concentrar sus energías en el estudio de la economía con el fin esclarecer la naturaleza de las relaciones económicas que permiten la explotación.[42]
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A lo largo de su vida, Marx fue desarrollando tanto sus ideas como también la organización obrera. Trabajó permanentemente en la formación y consolidación de asociaciones proletarias revolucionarias en toda Europa. [43]

Desde joven, Marx buscó, a través de la prensa, radicalizar al proletariado y generar la lucha de clases. Esto se aprecia desde el tiempo en que era redactor en jefe de la Gaceta del Rhin. La clausura del periódico no lo hizo desistir. En el otoño de 1843, ya en París, participó en el periódico revolucionario Anales franco-alemanes, “donde se evidencia a un Marx ya revolucionario”[44] Pero el año 1847 dio el paso fundamental. En aquel año se afilio, junto a Engels, a una sociedad de proletarios que actuaba en la clandestinidad, llamada la Liga de los Comunistas. Por encargo de dicha organización fue que redactaron el Manifiesto Comunista, el cual vio la luz en febrero de 1848.

El Manifiesto Comunista marca un hito fundamental en el pensamiento y la postura de Marx. Es más que una postura intelectual y filosófica frente a la política y la historia. Constituye una declaración de principios desde la política y para la política. Resume espléndidamente el carácter del marxismo como filosofía que no se desliga de la lucha política, como visión de la historia que no se substrae al pasado, expresa la preocupación de sus redactores por el porvenir. Es una magnífica síntesis cuyo punto culminante es la teoría de la lucha de clases como camino para alcanzar la profecía comunista. En el se explica como esta lucha de clases puede dar origen a una sociedad sin ellas.

El Marx de 1848, año de la publicación del Manifiesto Comunista, es conciente de la explotación, algo bastante evidente en aquellas épocas; pero aún no conocía con precisión cuales eran las relaciones económicas que permitían la reproducción de ésta. [45]No había desarrollado aún su teoría sobre la plusvalía y la relación entre ésta y la ganancia capitalista; sin embargo, ya estaba convencido de que la lucha de clases era una constante en la historia y que el fin del capitalismo era inexorable.

Este hecho tan importante nos permite reflexionar sobre la forma en que Marx se acercó a estas ideas, que forman parte del corpus fundamental que ha guiado la predica y praxis marxista durante todo el siglo XX.

Marx, a pesar de considerar a la lucha de clases como el motor de la historia, no realizó un trabajo específico para esclarecer todos los problemas teóricos que se desligan de la existencia de clases sociales a lo largo de la historia. La idea que Marx tuvo sobre lo que es una clase social fue elaborada en el proceso mismo de develamiento de las relaciones económicas fundamentales del sistema capitalista. Fue el esfuerzo que puso en arrancarle los misterios al capitalismo, lo que lo llevó a ocuparse tangencialmente de las clases sociales.

La preocupación de Marx no estuvo en clarificar teóricamente lo que entendía por clase. El la consideraba como una realidad palpable y por tal razón más bien buscó desentrañar la naturaleza de las relaciones de explotación que encontraban su expresión en las luchas entre ellas.

Su obra cumbre, El Capital, expone y analiza los mecanismos económicos de explotación que pesan sobre los obreros, pero asombrosamente lo hace obviando el papel de la lucha de clases en ésta dinámica. Esto se explica por la creencia que Marx tenía con respecto a que las luchas de clases expresan las contradicciones al interior de las relaciones económicas. Para Marx la contradicción económica fundamental se daba entre el carácter social de la producción y el carácter privado y excluyente de la apropiación de lo producido.

El acercamiento de Marx hacia el tema de las clases sociales, fue fundamentalmente político. La toma del poder por parte de la clase obrera y la construcción de una sociedad comunista fue su auténtica preocupación.

Marx solo nos dejó la constatación de que las clases existen; aunque no negó la existencia de otras formas como los estamentos[46], no hubo una delimitación teórica. Sin embargo, el enfoque de las clases desde la interpretación económica, llevó a que Marx entendiera a las clases como grupos que percibían distintos tipos de renta:


“Los propietarios de la simple fuerza de trabajo, los del capital y los de la tierra, cuyas respectivas fuentes de ingresos son el salario, la ganancia y la renta del suelo; es decir, los asalariados, los capitalistas y los terratenientes, son las tres grandes clases de la sociedad moderna, basada en el sistema de producción capitalista”[47].

Marx definió a las clases sociales de acuerdo al modelo Inglés. Fue así porque tenía la idea de que Inglaterra era como el espejo de lo que serían el resto de las sociedades cuando alcanzaran el mismo nivel de desarrollo capitalista. Por ello, consideró en un primer momento, que la revolución proletaria se iba a producir primero allí.[48] Pensaba que las contradicciones se agudizarían primero en Inglaterra, que el proletariado mejoraría sustancialmente su conciencia de clase y lucharía contra la burguesía para quitarle el poder. Fue tomando a la sociedad inglesa como modelo que Marx nos habla de tres clases fundamentales en la sociedad capitalista:

“No cabe duda de que Inglaterra es el país donde la división económica de la sociedad moderna conoce su desarrollo más avanzado y clásico. Pero ni siquiera en ese país aparece la división de clases en su forma pura. También allí las etapas intermedias y transitorias borran las demarcaciones precisas (aunque mucho menos en el campo que en las ciudades)…” [49].

Las clases sociales deben su existencia a las relaciones sociales de producción. Las relaciones super-estructurales guardan una dependencia con respecto a las económicas por el hecho de que las reflejan.

En un manuscrito inconcluso, incluido en el tomo tres de El Capital, Marx desarrolla algunas de sus reflexiones sobre lo que son las clases. Sin embargo, más que clarificar el asunto, puso en evidencia la precariedad de su concepto de clase:
:

“El interrogante que surge ante todo es el siguiente. ¿qué constituye a una clase? La respuesta deriva con toda naturalidad de la contestación a esta otra pregunta: ¿qué hace que los obreros asalariados, los capitalistas y los terratenientes formen las tres clases de la sociedad?

A primera vista es la identidad de ingresos y de las fuentes de éstos. Tenemos tres grupos sociales importantes cuyos miembros, los individuos que los componen, viven respectivamente del salario la ganancia y la renta del suelo, de la valorización de su fuerza de trabajo, su capital y su renta de la tierra.
Pero desde este punto de vista también los médicos y los funcionarios serían dos clases separadas, pues pertenecen a dos grupos sociales distintos, cuyos miembros extraen sus ingresos de la misma fuente. Esta distinción se aplicaría asimismo a la infinita variedad de intereses y de situaciones que provoca la división del trabajo social en el seno de la clase obrera, de la clase capitalista y de los terratenientes, divididos estos últimos, por ejemplo, en viticultores, propietarios de campos de bosques, minas, pesquerías, etcétera”[50]


Es evidente la ambigüedad con la que Marx define a las clases sociales. Esto pone en evidencia la poca profundidad con que trabajo el concepto. Pese a estas evidentes imprecisiones, denota claramente que su definición descansa sobre relaciones económicas.









.BIBLIOGRAFÍA BASICA

ALTHUSSER, Louis. Aparatos ideológicos del Estado. Fondo de Cultura Económica. México 1976

ENGELS, Friedrich. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. En: Marx y Engels. Obras escogidas. Editorial MIR, 1975

HOBSBAWM, Erick. La Era del capitalismo. Editorial Universitaria. 1992

LENIN. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo. En: Marx y Engels. Obras escogidas. Editorial MIR, 1975

LENIN. Materialismo y empiriocriticismo. Editorial MIR. Moscú. 1980

MARX, Karl. El capital. Editorial Cartago. Moscú. 1977

MARX, Karl. Tésis sobre Feuerbach. En: Marx y Engels. Obras escogidas. Editorial MIR, 1975


[1] Historiador y Educador. Docente de la Universidad Particular de San Martín de Porres y de la Universidad César Vallejo.
[2] Esto se evidencia en el hecho que no publicó un trabajo específico sobre los que son las clases, no hizo una diferenciación entre lo que es una clase y un estamento, además, que en sus mismas anotaciones él mismo evidencia su falta de definición en el concepto. Ver el Capital. tomo III Sobre las clases sociales.
[3] Esta aspiración concentra el sentido liberador del marxismo, y en tal sentido, su aspiración utópica.
[4] Eric Hobsbawm. “La Era del capitalismo” p. 30
[5] En aquella época, la ciudad de Manchester era el símbolo del capitalismo y del progreso, en cierta medida, el espejo sobre la que las demás creían ver su futuro.
[6] Este fenómeno se inicia específicamente en Inglaterra con la primera revolución industrial.
[7] Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. P. 617
[8] Engels. Op.cit. P.617.
[9] Marx. Tesis sobre Feuerbach. P. 24
[10] Marx Op.cit. P. 26
[11] Ibíd. P.25
[12] Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Op. Cit P. 621-622.
[13] En la tesis sobre Feuerbach, Marx es muy claro al sostener que la validez de un conocimiento no es un problema teórico, sino un problema práctico. Agrega además, que abordar el problema de la validez de un conocimiento edesde el puntote vista teórico no es más que escolástica.
[14] Este problema es desarrollado por Engels en el “Anti-Duhring” y por Lenin en “Materialismo y Empiriocriticismo”.
[15] Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Op. Cit. P. 646.

[16] Engels. Ibid. P. 646
[17] Fue esta identificación de la sociedad con la ley de la lucha de los contrarios proveniente del materialismo dialéctico lo que lo a aceptar la tesis burguesa de las clases y su lucha.
[18] Engels. Del socialismo utópico al socialismo científico”. P. 431
[19] El manifiesto comunista fue redactado en 1847 y fue publicado por primera vez en febrero de 1848; mientras que la revolución de 1848 ocurrió en junio del mismo año.
[20] Marx siempre consideró que el curso de la historia era la mejor confirmación de su concepción de la lucha de clases y del inexorable triunfo del proletariado.
[21] Lenin. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo. P.22-23
[22] Es importante mencionar que Marx realizó algunos estudios exploratorios sobre los modos de producción pre-capitalistas, como fue, por ejemplo, el caso del modo de producción asiático.
[23] Es necesario aclarar que Marx, hacia la década de 1860 empezó a estudiar detenidamente algunas otras sociedades, fruto de lo cual aparecieron sus impresiones sobre el llamado “Modo de producción asiático”. Pero esto no fue integrado en su visión de una historia como producto de la lucha de clases.
[24] Marx y Engels. “El manifiesto comunista” El hecho que la sentencia sea anterior a los estudios económicos de Marx confirma que llegó a ella a través de la filosofía.
[25] Posteriormente Marx y Engels analizaron a las sociedades pre-clasistas y postularon la idea de que el origen de la lucha de clases está en la génesis de la propiedad privada.
[26] Marx llegó a ser director de la Gaceta del Rhin, período durante el cual el periódico se radicalizó.
[27] En aquel entonces, Manchester era una de las ciudades más industrializadas del mundo.
[28] Marx y Engels. “El manifiesto comunista”
[29] Marx sabía perfectamente que la revolución de 1848 no era una revolución comunista; pero pensaba que ésta era un modelo de lo que sería una proletaria y de carácter internacional.
[30] Es importante destacar la influencia de la revolución francesa de 1789 en la visión de la revolución social como partera de la historia.
[31] Lenin. Carlos Marx. Op.cit. p.9
[32] Carlos Marx. Tesis sobre Feuerbach.En: Obras escogídas. P.24
[33] Carlos Marx. Op.cit. p.25
[34] Marx y Engels. “El Manifiesto Comunista”. P.43
[35] Albert Camus. El hombre rebelde. P.228.
[36] Esto puede explicar el rechazo que muchos marxistas tienen con respecto a los enfoques sociales que no se refieran a la dinámica social a partir de las clases sociales.
[37] Muchos críticos, como Jaspers, han encontrado en la profecía marxista la manifestación de rezagos cristianos, de un espíritu de revelación.
[38] Marx y Engels. El Manifiesto Comunista pp. 32-33.
[39] Llama la atención el hecho que Marx no escribiera un trabajo teórico para determinar con claridad el concepto de clase social. Es más, ni siquiera su concepto de clase estuvo plenamente acabado.
[40] Es menester destacar el influjo de la revolución francesa de 1789 en la idea que Marx se forjó sobre la lucha de clases.
[41] Es importante destacar que pensadores anteriores como Fourier percibieron antes que Marx el problema de la propiedad como sustento de las luchas.
[42] Cuando escribió sus “Manuscritos”, en 1844 ya era consciente de l separación entre el trabajador y el disfrute de lo producido ( enajenación), pero aún no había llegado a la idea de la plusvalía.
[43] Tal es el caso de la Liga de los comunistas. Desde cuyo seno salió el manifiesto Comunista. También rescatamos el rol que cumplió en la Primera Internacional Proletaria.
[44] Lenin. En Carlos Marx. Obras escogídas. P.8
[45] Los estudios de Marx en materia de economía los realiza sobre todo a partir de la década del 50. Va a ser en 1959, que vio la luz su “Contribución a la crítica de la economía política”
[46] Marx no precisó la diferencia entre una clase y un estamento.
[47] Carlos Marx. El Capital. Tomo III P.854
[48] Hobsbawm hizo notar que Marx creía hacia la década de 1860 que Rusia era potencialmente revolucionaria pese a no haber alcanzado la plenitud del desarrollo capitalista. Por aquellos años, Marx empezó a percatarse que un sector de los obreros ingleses se estaban aburguesando. Op.cit. p. 46
[49] Carlos Marx. Op.cit. p.855
[50] Ibid. P.856

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